Final del RoadStars Trophy 2018: llegada y primera competición

Informe 1 tras el RoadStars Trophy 2018

Al límite.

Llegada al hotel y directos a las pruebas. Los finalistas del RoadStars Trophy 2018 en España se mueren por el trofeo.


Cambio automático en todoterreno. Bloqueo longitudinal, bloqueo transversal, con el número de revoluciones aumentando en los terrenos menos compactos. Una curva pronunciada, bloqueo transversal de nuevo y ahora el terreno se inclina. Con todos esos agujeros, rocas, desniveles... A eso no se le puede llamar calzada. ¡Bienvenidos a la final del RoadStars Trophy 2018!

Matteo de Bergamo (Italia) se sienta al volante de un volquete Arocs 8×6 rojo. Solo el cinturón de seguridad, los apoyabrazos y los asientos bien perfilados le sujetan ahí dentro. «Maldita sea, estoy perdiendo todo el agua», dice. El recipiente de agua detrás de la cabina debe llegar a la meta tan lleno como sea posible. En el asiento del acompañante: la leyenda de los entrenadores Günter Brendel, alias Günni, se ríe y le tranquiliza. «Conduce de la forma más estable que puedas, con eso basta. Tus compañeros también tardarán aquí un buen rato».



Tumbar los bolos.

Los 14 finalistas del RoadStars Trophy llegaron ayer. Poco después de registrarse en el hotel de Salomó, una localidad situada ligeramente en el interior entre Sitges y Tarragona, comienza la primera prueba, los bolos catalanes. «Se colocan seis bolos a una distancia de 11,5 metros, y solo uno debe permanecer en pie. Sujetad firmemente con la mano el bolo que vais a lanzar. Necesitáis una buena estabilidad», explica Jorge, el director del hotel, que es quien más sabe de esta disciplina, al fin y al cabo se trata del deporte tradicional de Cataluña.

Primero practican un poco y, después de un par de lanzamientos, los color caen rodando. Tim, de Gante (Bélgica), tira cinco y Mirko, de Fano (Italia), consigue cuatro. Christian, de Rekken (Bélgica), tumba cinco al primer intento, Thomas de Fráncfort del Meno (Alemania) otros cinco. ¡No está mal! Después, según les dicen, empieza la «ronda caliente». Cada uno tiene tres lanzamientos y al final quedan cuatro primeros puestos, un segundo y dos terceros. Estuvo reñido.

Es la hora de la cena: una sartén gigante llena de paella recién hecha. Y después llega la segunda competición, el reto de la sangría. ¡No hay que beber! Sino sostener dos jarras con los brazos extendidos. «3, 2, 1, ¡vamos!», grita Christopher, que dirige el juego. Silencio en el patio interior del hotel, solo se escucha algún ruido de las vajillas en la cocina... Comienzan los primeros signos de temblores musculares, las caras muestran una mezcla de concentración y tensión. Al final solo aguantan Thomas y Roland, de Toggenburg (Suiza), que ya llevan once minutos. Se escucha un murmullo entre los participantes: ¿quién aguantará más? «Lo dejo», Thomas se rinde. Roland sigue sosteniendo las jarras hasta que el organizador del juego lo interrumpe tras 13 minutos aguantando. Júbilos y aplausos: todos reconocen la merecida victoria. 



«Siempre que pienso que no puede ser mejor, nos dan otra sorpresa que supera lo anterior. ¡Gracias, RoadStars!»

– Ron, de Alsmeer (Holanda)


Sincronizados alrededor de los conos.

Volvamos al circuito Can Padró. Mientras Matteo hace equilibrios con los recipientes de agua en el volquete de ocho ejes por el tramo todoterreno, el equipo suizo conduce en paralelo por la pista de eslalon. Primero hacia adelante, después hacia atrás. Parece que lo hubieran ensayado. Casi sincronizados, los dos Actros circulan a toda velocidad uno al lado del otro a través de los conos; Roland y Alex de Zúrich se bajan al mismo tiempo y reciben aplausos: «¡guau, bien hecho!» – «¡Realmente genial!» – «¡Muy buen tiempo!»

Pero en el tramo cercano al Montserrat, a casi 1300 metros de altitud y a menos de una hora en coche de Barcelona, los 14 finalistas también pueden practicar cosas muy útiles de su trabajo cotidiano. Frenada a fondo a una velocidad de 50 km/h: ¿quién conseguirá detenerse lo más cerca posible de la pared de bloques de espuma? Martin, de Alkmaar (Holanda) se para a dos metros y se pone claramente en cabeza. Daniel, de Oranienburg (Alemania): «los reflejos son muy fuertes y te hacen pisar el freno demasiado pronto».



Pisar el freno.

¿Y qué tal es su distancia de frenado con una tractora a 70 km/h? La primera prueba después del descanso del mediodía se realiza a la refrescante sombra de una bóveda antigua cercana. Martin, Thomas y Matteusz, de Gubin (Polonia) deliberan, sus distintas nacionalidades no tienen ninguna importancia. Thomas: «A 50 km/h se necesitan menos de diez metros. ¿Pero cuánto más se necesita a 70?» Martin: «Yo me planto, tampoco puedo decirlo con exactitud». Matteusz: «Yo creo que todos tenemos que retroceder un poco más. La distancia de frenado es más larga, seguro». El Actros se acerca. Frenada a fondo, intermitentes de emergencia, el aire caliente huele a goma. Matteusz tenía razón: la tractora se ha quedado a un buen trecho por detrás de los postes.



Relajarse y charlar.

Tras la última tarea en el Can Padró nos preguntamos... ¿cómo de estrechos y planos pueden ser los obstáculos, que el camión apenas cabe? Ahora toca volver a poner rumbo al hotel. La piscina llama, pero el equipo de organizadores tiene una propuesta mejor: ir a la playa de Port Torredembarra, a solo media hora de distancia. Cogen rápidamente el bañador y la toalla, beben una cola fría y en marcha. ¡Vaya! El autobús pasa de largo la playa y no para hasta llegar a la zona del puerto.

Unos minutos más tarde, los dos cascos de un catamarán de vela se deslizan por el agua del mar Mediterráneo, a 25 grados de temperatura, clara y azul. En un lugar tranquilo frente a la costa rocosa, los 30 metros de la cadena del ancla suenan a través del viento, descuelgan la escalera para acceder al agua. Al mismo tiempo, la tripulación pone salchichas, brochetas y hamburguesas en la parrilla. Es hora de relajarse, bañarse, comer y, por supuesto, charlar para conocerse bien. Ron, de Alsmeer (Holanda): «Siempre que pienso que no puede ser mejor, nos dan otra sorpresa que supera lo anterior. ¡Gracias, RoadStars!»



Fotos: Sebastian Vollwert
Vídeo: Martin Schneider-Lau

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