Final del RoadStars Trophy 2018: aún más pruebas y grandes alturas

Informe II tras el RoadStars Trophy 2018

Hacia lo más alto.

Aptitudes de equipo, fuerza e inteligencia: los finalistas del RoadStars Trophy 2018 se ponen a prueba en distintos desafíos.


¿Gente callada en el desayuno? Eso en el RoadStars Trophy no lo conocen. Los 14 hombres de entre 25 y 47 años llegan uno detrás de otro y se sientan a la gran mesa. Todos se saludan con un amistoso «Buenos días, ¿qué tal?», e inmediatamente se ponen de nuevo a charlar. No se dan cuenta cuando Christopher, el organizador, les llama para empezar el calentamiento del día, así que tiene que llamar su atención por segunda vez: «Chicos, el juego de la soga. ¡Empezamos ya!»

La pradera llena de flores al lado del gallinero es donde tendrá lugar la ronda de calentamiento. Los siete países están representados a ambos extremos de la soga. Marek, de Opole (Polonia): «Oh, todos los fuertes están en el otro lado. ¡Podríamos necesitar a un octavo!»



Dar en el blanco.

Tenía razón. Al grito de «Jo, jo, jo» el grupo «fuerte» consigue arrastrar tres veces a sus compañeros hasta el otro lado de la marca. Todos se ríen, buen calentamiento. Después, van hasta la parte exterior del hotel, que se fundó en 1674. La cosa vuelve a ir de deportes: toca tiro con arco. Christian, el hermano de Jorge, el director del hotel, explica la técnica.

Otro reto para la mayoría, pues casi nadie sabe manejar ese invento de la Edad de Piedra. «La estrategia es complicada. Solo tenéis que concentraros y dar en el blanco», dice Ionel, de Constanza (Rumanía), y los compañeros se ríen. Concentrarse... y tirar. Una vez, dos veces, tres veces. Luego cambian. El grupo aplaude una y otra vez. Cosmin, de Bucarest (Rumanía), le pasa el arco a Mirko y chocan las manos; todos se desean suerte mutuamente. Al final, la puntuación más alta es la de los equipos de Italia y Rumanía.



Instructor boquiabierto.

Evidentemente, los RoadStars Trophy también tienen siempre pruebas con camiones, y para eso los participantes de la Final 2018 necesitan espacio, y lo encuentran a los pies de la montaña de Montserrat, donde los instructores de conducción que acompañan a Günni han preparado algo. El primer ejercicio se llama «Cambio de sentido», y consiste en girar con una tractora alrededor de una superficie de 10x10 metros. Christian es el primero. Mete una marcha superior al comenzar, llega hasta la esquina exterior derecha, da marcha atrás, hace un par de movimientos con el volante, más cambios de marchas y pisa fuertemente los pedales. Tras 44,5 segundos está otra vez fuera. El instructor se queda boquiabierto y hace una reverencia. ¡Eso nunca lo había conseguido nadie!

Mientras tanto Daniel lo intenta con el control remoto en la mini pista de camiones. Hay que mantenerse dentro de las líneas, primero solo con el mini Actros, después con el tráiler. ¡Sale muy bien!



A por la sierra.

Al lado del Arocs rojo con volquete tiene lugar la prueba elegida por la comunidad: la mayoría de los usuarios de RoadStars quisieron que los 14 finalistas cortaran el tronco de un árbol. Deben situarse unos frente a otros y mover la sierra sobre la madera en el ángulo correcto. Todo un reto, ¡y más con estas temperaturas! Christian y Tim empiezan con ganas, pero el soporte comienza a tambalearse. Marek y Mateusz acuden en su ayuda y fijan el tronco y el soporte. Así es el RoadStars Trophy: ¡todos se ayudan mutuamente!

Abandonan el sol, se meten en un funicular y suben a la montaña. En el monasterio de Monserrat hace más fresco y toman un tentempié. Falta les hace, porque los finalistas tienen que volver a darlo todo. Con el siguiente funicular suben a casi 1000 metros de altura sobre el nivel del mar. De una pared de rocas cuelgan cuerdas de escalada. ¿Qué tocará ahora, ahí arriba? Los instructores de escalada Fransesc y Xavi explican y muestran la técnica. «No os preocupéis, os vamos a dar todo el equipo de escalada. Además, os vamos a sujetar con la cuerda».



Aire de altitud.

«¿Qué pasa cuando estemos arriba? ¿Cómo bajamos, escalando o caminando?», pregunta Cosmin, mientras se prepara con Ionel. «Os inclináis hacia atrás y bajáis por la roca. Solo os vamos a cronometrar al subir». Tres, dos, uno... ¡Vamos! Por lo ágil y suavemente que trepan por la escarpada roca los 30 metros hasta el punto más alto de la cuerda de seguridad, parece que los dos rumanos hubieran aprendido a andar en picos montañosos. «Alto», grita primero Ionel y después Cosmin. Todos aplauden fuertemente. Ha sido una pequeña proeza.

Después, en el hotel, con un barbacoa y bebidas frías, todos vuelven a comentar a fondo cada una de las pruebas. Por supuesto, se preguntan quién va probablemente en cabeza. Pero hasta la entrega del trofeo quedan aún casi dos días, y todos se alegran de tener una noche para relajarse juntos. Roland: «Al principio, a todos les costaba ponerles nombre a las caras y recordar qué idioma hablaba cada uno. Pero era solo una toma de contacto. Ahora todos estamos muy unidos y nos lo pasamos genial».



Fotos: Sebastian Vollmert
Vídeo: Martin Schneider-Lau

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