Suministro exprés del árbol de Navidad para la reina
Transportar un árbol de Navidad
Desde la Alta Franconia hasta el palacio de Windsor: para este espectacular regalo de la ciudad de Coburg, un Actros se encargó de transportar hasta Inglaterra un árbol de Navidad de doce metros de altura.
También la corona británica se alegra de poder celebrar estas fiestas con el árbol tradicional. Frente al palacio de Windsor se alza este año un abeto de Nordmann procedente de Alemania. Para ser exactos, ese árbol de Navidad de doce metros de altura procede de los bosques de la casa ducal de Sajonia-Coburg y Gotha. El árbol de Navidad es un regalo de la ciudad de Coburg a la reina Isabel II. El abeto recorrió los 1.100 kilómetros desde Baviera hasta Inglaterra en el semirremolque de un Actros 1845 LS de CharterWay. Al volante se iban turnando Christian Schleicher, de la dirección comercial de Mercedes-Benz Vehículos Industriales en Baviera, y el transportista Christoph Hofmann, de Bad Rodach, cerca de Coburg.
Un vínculo histórico.
Pero comencemos por el principio: ¿Qué tiene que ver la Alta Franconia con la corona británica? La explicación es muy sencilla: entre la casa real británica y la casa ducal de Sajonia-Coburg y Gotha existe un vínculo histórico. En 1840, la reina Victoria contrajo matrimonio con su primo el príncipe Alberto de Sajonia-Coburg. Tras la muerte de su esposo, la reina Victoria durante sus 63 años de reinado ordenó erigir por todo el mundo un gran número de monumentos en honor del príncipe, uno de los cuales se encuentra en Coburg. Así que si la casa real necesita un árbol de Navidad, que sea uno de Coburg, pensó el ayuntamiento de esta ciudad.
Despedida solemne.
Una vez talado el abeto en el bosque de Callenberg y tras una solemne ceremonia de despedida del obsequio en el mercado de Coburg, la delegación compuesta por ambos conductores, representantes del ayuntamiento de Coburg y miembros de la prensa partió el 14 de noviembre en dirección al palacio de Windsor. El Actros iba acompañado por una Sprinter que, por cierto, se encargaba de transportar 2.000 bolas de Navidad de Lauscha, una ciudad con una larga tradición de sopladores de vidrio.
Partida de la Alta Franconia.
Christian Schleicher: «Partimos a las cinco de la mañana. Y, por si
fuera poco, en la Alta Franconia teníamos esa mañana 6 bajo cero y 15
centímetros de nieve.» Nada que ver con el tiempo que hacía al día
siguiente en Inglaterra: «Allí hacía de pronto 18 grados y sol.»
Primero partimos en dirección oeste atravesando la cadena montañosa de
Rhön, por la A66 pasando por Fráncfort y continuando después por la
A45 en dirección a Siegen. A continuación, el convoy tomó la A4 en
dirección a Colonia y luego la A44 hacia Bélgica.
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Una parada en Bélgica.
En Flandes, el «Christmas tree express for the Queen» hizo noche en Oudenaarde, ciudad belga hermanada con Coburg. Allí, el alcalde y otras personalidades dispensaron a la comitiva un recibimiento cordial. A modo de bienvenida, en este encuentro y con la presencia incluso de la televisión belga, entonaron alegremente el «O Tannenbaum», un villancico alemán dedicado al abeto. Por la noche, Schleicher y Hofmann aparcaron el Actros y su árbol de Navidad en el parque de bomberos local, donde el cuerpo antiincendios no perdió de vista la valiosa carga con destino a Gran Bretaña.
Llegada a Inglaterra.
A la mañana siguiente, el Actros se dirigió al ferri de Calais
donde, en un primer momento, el transporte causó un gran revuelo al
facturar. Christian Schleicher: «Entregué la documentación a una
empleada y le dije que transportábamos un árbol de Navidad para la
reina de Inglaterra. Con su expresión enfurruñada, sobraban las
palabras.» Pero Schleicher pudo aclarar la situación mostrando una
carta del Buckingham Palace. Aún así, el Actros tuvo que esperar hasta
el próximo ferri. La embarcación soltó amarras a las 11:20 horas con
rumbo a Dover. Una vez en Inglaterra, Schleicher y Hofmann no tuvieron
ni un minuto de respiro. Fueron recibidos por un equipo de prensa
británico. Para contentarlos, tuvieron que dar unas cuantas vueltas de
más con el Actros por la ciudad portuaria. Cuatro horas más tarde, por
fin pudieron continuar el viaje hacia Windsor.
Confusión frente al palacio de Windsor.
En su lugar de destino les esperaban nuevas dificultades. Tras
verles dar un gran número de vueltas frente a la entrada para
contentar a los fotógrafos, los guardias de la familia real se
mostraron escépticos e incluso querían confiscar la cámara de
Schleicher. Schleicher: «Pero al final lo pudimos aclarar todo con el
responsable de los vigilantes.» A la mañana siguiente, un vehículo
grúa levantó el árbol por el techo descubierto del semirremolque y lo
colocó junto a la estatua de la reina Victoria frente al palacio de
Windsor. Con ello finalizaba la misión de Christian Schleicher y
Christoph Hofmann. Hacia las doce, cuando las tareas de decoración del
árbol se hallaban en pleno apogeo, los dos conductores se ponían ya en
marcha de vuelta a Coburg.
Junto con el empresario transportista Christoph Hofmann, Christian Schleicher fue el encargado de conducir el abeto de Coburg a Windsor.
Christian, ¿cómo fuiste elegido para conducir el camión que transportaba el árbol de Navidad?
Me enteré de la idea que había tenido el ayuntamiento de Coburg y me pareció algo genial. De hecho, yo ya había transportado árboles de Navidad del bosque de Callenberg para nuestras sucursales de Würzburg y Núremberg. Me apetecía participar en el proyecto de transportar ese árbol hasta Inglaterra. Y me lo pasé en grande haciendo realidad esa idea.
¿Cómo reaccionaron los agentes de fronteras al ver el árbol de Navidad de la reina?
Primero pensaron que les estábamos tomando el pelo. Pero yo llevaba encima una carta del Palacio de Buckingham. Fue mano de santo. En la descripción de la carga de nuestra tarjeta de embarque ponía realmente «X-MAS TREE».
¿Cómo fue recibido vuestro árbol en Windsor?
Todos estaban encantados con el abeto. Lo cierto es que es un árbol precioso. Por el camino obtuvimos muchas muestras de cariño; y durante la vuelta, al llegar a la terminal del ferri en Dover, el equipo de facturación nos recibió con aplausos. La noticia había corrido como la pólvora.
Fotos: Daimler AG, ayuntamiento de Coburg
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