Cosecha de remolacha: dos Arocs a pleno rendimiento

Reportaje

Todo por la remolacha.

En otoño e invierno, el joven empresario Thomas Forestier no para. Durante la cosecha de la remolacha azucarera, él mismo se pone al volante de sus Arocs.

Cargar 30 toneladas de remolacha dura entre 7 y 15 minutos: el Arocs está a pleno rendimiento.


“Cuando no estamos ocupados con la cosecha de remolacha, trabajamos para la empresa familiar de construcción y para una cantera.”

Thomas Forestier, empresario y transportista


La cosechadora roja de remolacha hace un descanso. Ella y las dos tractoras Arocs amarillas que están a su lado en el camino rural son los únicos toques de color que aportan algo de alegría a este día lluvioso y gris. Los campos están cosechados por completo y parecen llegar hasta el horizonte.

Por lo general, una máquina necesita entre siete minutos y un cuarto de hora para cargar un camión articulado con 30 toneladas de remolacha. Los dos Arocs 1851 son propiedad de Thomas Forestier. Después del bachillerato y de la escuela técnica superior, este empresario de 27 años sacó el título profesional de agente de transportes y, al mismo tiempo, el carné de camiones. Hoy en día, este título avala su competencia para la dirección de una agencia transportista. Su padre y su bisabuelo también habían sido empresarios, y sus tíos y primos trabajan en la empresa familiar de construcción y transportes con sede en Tingry, a unos kilómetros al sur de Boulogne-sur-Mer.


Desde los labrantíos, cruzando caminos rurales y circulando por carreteras interurbanas, hasta llegar a la balanza y después descargar: así es el trabajo ininterrumpido del Arocs en la campaña de la remolacha.
Desde los labrantíos, cruzando caminos rurales y circulando por carreteras interurbanas, hasta llegar a la balanza y después descargar: así es el trabajo ininterrumpido del Arocs en la campaña de la remolacha.
Desde los labrantíos, cruzando caminos rurales y circulando por carreteras interurbanas, hasta llegar a la balanza y después descargar: así es el trabajo ininterrumpido del Arocs en la campaña de la remolacha.
Desde los labrantíos, cruzando caminos rurales y circulando por carreteras interurbanas, hasta llegar a la balanza y después descargar: así es el trabajo ininterrumpido del Arocs en la campaña de la remolacha.
Desde los labrantíos, cruzando caminos rurales y circulando por carreteras interurbanas, hasta llegar a la balanza y después descargar: así es el trabajo ininterrumpido del Arocs en la campaña de la remolacha.
Desde los labrantíos, cruzando caminos rurales y circulando por carreteras interurbanas, hasta llegar a la balanza y después descargar: así es el trabajo ininterrumpido del Arocs en la campaña de la remolacha.
Desde los labrantíos, cruzando caminos rurales y circulando por carreteras interurbanas, hasta llegar a la balanza y después descargar: así es el trabajo ininterrumpido del Arocs en la campaña de la remolacha.
Desde los labrantíos, cruzando caminos rurales y circulando por carreteras interurbanas, hasta llegar a la balanza y después descargar: así es el trabajo ininterrumpido del Arocs en la campaña de la remolacha.
Desde los labrantíos, cruzando caminos rurales y circulando por carreteras interurbanas, hasta llegar a la balanza y después descargar: así es el trabajo ininterrumpido del Arocs en la campaña de la remolacha.
Desde los labrantíos, cruzando caminos rurales y circulando por carreteras interurbanas, hasta llegar a la balanza y después descargar: así es el trabajo ininterrumpido del Arocs en la campaña de la remolacha.

De seis a siete viajes de ida y vuelta al día.

Sin embargo, Thomas prefirió hacerse autónomo y fundar su propia empresa: Forestier 3G, donde 3G significa “tercera generación”. “Cuando no estamos ocupados con la campaña de la remolacha, trabajamos para la empresa familiar de construcción encargándonos del suministro de materiales a las obras. Además, he conseguido un contrato con la cantera de Bolonnais”, cuenta Thomas. Se trata de una enorme cantera de grava y arena. Para ella, Thomas transporta a Calais, que está ampliando su puerto, piedra para los fondos de las dársenas. Esta tarea asegura a uno de los dos volquetes entre seis y siete viajes al día. “El contrato tiene una duración de tres años”, comenta el joven empresario con satisfacción.

Thomas ya dispone además de carga para el trayecto de vuelta a Boulogne-sur-Mer. En el puerto puede ampliar los stocks de arena y grava que esperan para el embargue. En otoño e invierno, no obstante, está contratado por la azucarera Tereos Sucre France. Durante los cinco meses que dura la temporada de remolacha, sus camiones transportan las remolachas extraídas de la tierra por la cosechadora roja a la fábrica de Tereos en Attin, un pueblo de 700 habitantes próximo a Le Touquet. Allí los vehículos pasan por la báscula para a continuación descargar la remolacha sobre una gran superficie abierta donde los volquetes ejecutan una auténtica danza. El volumen de transporte es tan elevado que Thomas hasta tiene que tener sus camiones trabajando por turnos. “Empezamos cada mañana entre las 3.00 y las 3.30. Después me encargo del segundo turno a las 13.00. La fábrica está abierta hasta las 23.00.”


Un transporte exigente.

Encargarse del transporte en la temporada de remolacha no es sencillo. En los meses de otoño e invierno oscurece muy temprano. Hay que desplazarse con los camiones articulados por caminos y terrenos para llegar a la cosechadora, y no siempre se dispone de espacio para maniobrar. Sin embargo, los vehículos están muy bien capacitados como para dejar escapar una oportunidad tan buena. Por suerte, Thomas Forestier ha encontrado un conductor de confianza con el que puede compartir este difícil trabajo.


Fotos: Hans Müller

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