Nos encanta destrozar camiones para lograr la máxima seguridad para ti

Reportaje

Mercedes-Benz pone al límite las capacidades de sus vehículos comerciales

Son muchos los factores que influyen en la seguridad vial (estado de la vía, condiciones climatológicas, otros usuarios…), provocando unos accidentes que queremos eliminar al completo. Lo deseable, una vez que estos tienen lugar, es que los implicados sufran el menor daño posible. Para ello, Mercedes-Benz trabaja en mejorar la estructura del vehículo y en implementar medidas de seguridad pasiva, aquellas cuyo objetivo es minimizar las consecuencias del siniestro.

Pero para poder desarrollar todas estas medidas, poner a prueba las estructuras y conocer el efecto real de los impactos, hay una tarea fundamental: destrozar camiones. Estrellarlos, golpearlos, volcarlos… En definitiva, someterlos a las peores circunstancias con las que un camión se puede encontrar. Y en Mercedes-Benz nos encanta hacerlo si con ello podemos lograr la máxima seguridad para nuestros conductores. ¿Quieres saber cómo es nuestro método?

Cumpliendo con los estándares exigidos

Como sabemos, para los automóviles que salen al mercado en Europa existe un programa de seguridad independiente denominado Euro NCAP, consensuado por gobiernos, fabricantes y organismos. Este programa ofrece pruebas estandarizadas para todos los modelos, entre los que se incluyen los test de colisión. Supone una buena referencia para conocer el nivel de seguridad de un modelo y, sobre todo, un exigente estándar que garantiza un alto nivel de seguridad de los vehículos.

Por desgracia, no existe un programa como Euro NCAP para vehículos comerciales, que evalúe y garantice el nivel de seguridad de los camiones. Lo único con lo que se cuenta en el sector es con una prueba de mínimos, recogida en la normativa ECE R 29/3, y que es lo único exigible por las autoridades. Se trata de una prueba con un péndulo o peso colgado de 1,5 toneladas, que se lanza contra la cabina del camión de una determinada manera.

En concreto, el peso se lanza contra el frontal, el techo y los pilares de la cabina, tratando de simular impactos frontales y vuelcos del vehículo. El objetivo que debe conseguir el fabricante es garantizar un espacio de supervivencia mínimo del conductor ante impactos de este calibre.

Yendo más allá de la normativa: el compromiso por mejorar

Sin embargo, Mercedes-Benz siempre ha querido ir más allá de lo “mínimamente exigible”, y desarrolla sus propios test de choque además de los realizados según la normativa ECE R29/3, procurando ser más realista en la simulación de las condiciones y más exigente en la minimización de los daños.

Por ejemplo, los camiones testeados no permanecen estáticos, sino que realizan acciones en movimiento a velocidades de entre los 20 y los 50 km/h. Estas velocidades son las  habituales en acciones de frenado de emergencia por parte del conductor o de los sistemas de seguridad activa, y suponen mayor fuerza de colisión al añadir en la ecuación el peso del propio vehículo, que en ocasiones puede superar las 7,5 toneladas.

Además de las distintas velocidades que toman los camiones de prueba, en los test de Mercedes-Benz se utilizan diversos tipos de elementos, estáticos o en movimiento, que tratan de simular de una manera más real las distintas circunstancias que se pueden dar en un siniestro. Eso incluye nuestro camión pero también otros posibles vehículos. Por eso, el objetivo de los tests de Mercedes-Benz no es solo evaluar y minimizar el daño del conductor del camión, sino también el de otros usuarios implicados (otros conductores, pasajeros de otros vehículos, peatones…).

Así, podemos encontrar muy diversas pruebas de impacto, aunque algunas de las más comunes podrían ser las siguientes:

  • Impactos contra muros con superposición completa.

  • Impactos laterales contra elementos a velocidad de 50 km/h.

  • Impactos frontales y laterales contra remolques estáticos y en movimiento, a distintas velocidades y con distintos grados de impacto.

  • Impactos frontales contra automóviles, con diferentes velocidades, ángulos y solapamientos, para evaluar la protección de los otros usuarios.

TFS: el mejor escenario posible

Llevar a cabo pruebas de tal envergadura y con la precisión milimétrica que exigen los controles de seguridad autoimpuestos por Mercedes-Benz ha supuesto un reto para el equipo técnico de testeadores. Por suerte, ahora cuentan con un gran aliado, un lugar donde se dan las condiciones perfectas para la simulación y donde cuentan con todos los avances tecnológicos a su alcance. Estamos hablando del Technology Centre for Vehicle Safety (TFS).

El TFS se encuentra situado en la ciudad alemana de Sindelfingen, a unos 15 kilómetros de Stuttgart. Es un centro tecnológico ideado para llevar a cabo los más rigurosos tests de impacto para automoción. Sus números abruman: 7.000 toneladas de acero que cubren una superficie de 55.000 metros cuadrados a una altura de 23 metros.

Más datos: la pista se encuentra perfectamente nivelada, con un desnivel máximo de 5 milímetros por cada 100 metros, y cuenta con 500 pilares de hormigón descendiendo a 18 metros de profundidad para garantizar la máxima estabilidad del terreno. Todo con el objetivo de conseguir los datos más exactos y fiables a través de sensores y cámaras.

Pero el TFS no sólo ofrece un terreno perfecto sobre el que realizar las pruebas de colisión, sino que además permite controlar todas las variables externas: iluminación, climatología, temperatura. Así, se minimiza su influencia en los resultados de las pruebas.

El TFS ha supuesto un gran avance especialmente para las pruebas de colisión de los vehículos comerciales. Al tratarse de vehículos de semejante tamaño y peso, cualquier test de tal envergadura cobra una especial dificultad. Ahora los ingenieros cuentan con el espacio y las condiciones de seguridad necesarias.

Seguridad activa: más vale prevenir

El compromiso de Mercedes-Benz con la seguridad va más allá de las pruebas de impacto. Por eso trabajamos con igual ahínco en desarrollar medidas de seguridad activa que actúen antes del siniestro y que tratan precisamente de evitarlo, en la medida de lo posible.

Es una labor que Mercedes-Benz lleva desarrollando desde hace décadas, siendo pioneros en algunas tecnologías y aportando muchos de los grandes sistemas de seguridad que hoy llevan incorporados camiones en todo el mundo.

  • Incorporación en 1981 del primer ABS (Sistema Antibloqueo de Ruedas) estandarizado para vehículos comerciales. Obligatorio por ley desde 1991 para todos los vehículos comerciales.

  • Introducción del ASR (Sistema de Control de Tracción) en vehículos comerciales en 1986. Mercedes-Benz fue también pionera al incluirlo en automóviles de serie.

  • Implementación del EPS (Sistema de Control de Estabilidad) en 1996.

  • LKAS (Lane Keeping Asist System, o asistente de carril) en el año 2000. No sería obligatorio por ley hasta 2015.

  • Ayuda de control de proximidad en el 2000.

  • Active Brake Assist o Asistente de frenado activo en 2006. El sistema ha ido siendo mejorado y perfeccionado en generaciones posteriores.

  • Attention Assist (Alerta anti-fatiga) en 2012.

Con medidas de seguridad activa como éstas, Mercedes-Benz trata de anticiparse a cualquier posible eventualidad. Porque como dice el refrán, “más vale prevenir que curar”.

Todavía sin comentarios