Guillaume Baude y su Actros 1853 mejorado

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Un trabajo que divierte.

Camiones de primera clase, sin presión de tiempo y buenos compañeros, esa es la vida como conductor profesional con la que Guillaume Baude siempre había soñado. En Transports Maillard encontró lo que buscaba.


«Hoy, el trabajo vuelve a ser divertido y vivo la conducción a larga distancia de una manera muy diferente».

– Guillaume Baude, camionero por vocación


Guillaume Baude lleva tres años trabajando para Transports Maillard. Por suerte para él, porque al jefe de Guillaume le gusta enviar a empleados satisfechos a la carretera. Todas las tractoras disponen de potentes motores, los chasis están revestidos con planchas de acero inoxidable y las cabinas están diseñadas según las preferencias de los conductores. El Actros de 530 CV de Guillaume cuenta con una iluminación interior especial y asientos de cuero, por ejemplo.

Además, tampoco debe faltar una batería para los faros en el techo y un panel luminoso con su nombre.

Eso hace que el trabajo vuelva a ser divertido.

Este vecino de Vertou, cerca de Nantes (Francia), siempre quiso ser camionero. Se formó como conductor profesional y aprobó el bachillerato y el examen de transportista. Sin embargo, el primer trabajo que aceptó despertó en Guillaume dudas sobre la elección de su carrera profesional: «No paraba de conducir. Siempre con prisas y estresado. Con frecuencia, el viaje comenzaba el domingo por la noche para volver el sábado por la mañana. Y llegó un momento que ya no me apetecía».

Ahora trabaja para una empresa más bien pequeña. La flota consta de siete camiones articulados y un tren de carretera. «Tenemos buen material», reconoce Guillaume. Todos los semirremolques llevan una carretilla elevadora: los conductores deben distribuir la carga por la superficie de carga de manera que se adapte al orden de los puntos de descarga. A Guillaume le gusta el ambiente laboral y tiene tiempo suficiente para poder hacer bien su trabajo.



A casa en convoy.

Su jefe solo le exige que haga una ronda a la semana. De modo que Guillaume puede aparcar su semitráiler de lona en la propiedad de la empresa el jueves por la noche. El viernes se dedica a abastecer a los clientes de Nantes y sus alrededores. Después, llena el semirremolque con mercancía que debe ser enviada al este de Francia la semana siguiente: esto incluye desde palés hasta maquinaria agrícola y piezas de automoción. Se suele tratar de cargas parciales que Guillaume recoge en seis o siete empresas bretonas. «Hoy, el trabajo vuelve a ser divertido y vivo la conducción de larga distancia de una manera muy diferente».

Los seis conductores que abastecen el este de Francia se reúnen los miércoles en un área de servicio. Después, regresan juntos a Bretaña. Así es como Guillaume se había imaginado siempre su trabajo.


Fotos: Alex Kraus

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