Marcel Hecker y su Arocs 2553

Encuentros RoadStars

Mucha potencia para viejos CV.

La única chatarra que conoce Marcel Hecker es la carga que transporta. Su Arocs 2553, por el contrario, atrae muchas miradas de asombro.

Viajes por Turingia: en el contenedor caben hasta cinco turismos para el desguace.
Viajes por Turingia: en el contenedor caben hasta cinco turismos para el desguace.
Los viajes de Marcel con el Arocs 2553 le llevan por todo lo largo y ancho de Turingia.
Los viajes de Marcel con el Arocs 2553 le llevan por todo lo largo y ancho de Turingia.

«Desde que conduzco el Arocs, me hablan por radio mucho más a menudo», cuenta Marcel Hecker. El camión, con su elegante pintura gris mate, es toda una atracción.


El conductor de Turingia lleva cuatro años transportando chatarra para la empresa de reciclaje R&M Schrott- und Metallhandel, fundada hace diez años en Sondershausen. «Hay de todo, desde el Golf hasta el Porsche Cayenne pasando por el Mercedes-Benz Clase E», nos dice el hombre de 30 años. Para él, trabajar con vehículos de lujo desechados forma parte de la rutina. «Pero alguna vez me ha acompañado un amigo y, por supuesto, estaba entusiasmado».

Un conductor único para un vehículo único.

Marcel también estaba entusiasmado cuando hace cuatro años recibió la oferta de R&M: su primer trabajo como conductor de camiones. «Estoy contento y me pagan bien», dice satisfecho. Lo que Marcel más valora de su trabajo es, sobre todo, el contacto con los clientes. A algunos ya los conoce bastante bien después de este tiempo, ya que solo recorre la región de Turingia. «Por lo general conduzco entre 50 y 60 kilómetros para recoger coches para el desguace. La pinza clasificadora presiona el techo del vehículo y después se carga en el camión». En el contenedor de 34 metros cúbicos caben cinco turismos, y otros cinco en el remolque.


«Desde que conduzco el Arocs, me hablan por radio mucho más a menudo».

 – Marcel Hecker



La ventaja de jugar en casa.

En la cabina todo es estupendo. Marcel podría incluso dormir en ella pero, puesto que trabaja dentro de una única región, tiene la suerte de poder estar con su mujer y su hija por las tardes.

En su tiempo libre, monta en bicicleta o pasa el rato con su familia en el jardín. Cuando salen con el coche, Marcel le cede encantado el volante a su mujer. «Yo ya conduzco durante la semana». Y no parece que eso vaya a cambiar: «Sin duda quiero seguir en este trabajo».


Fotos: Martin Jehnichen

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