Guillermo Rodríguez conduce por el arte

Reportaje

Puzles con Gaudí.

La carga especial de Guillermo Rodríguez: losas de piedra para la torre de la Virgen María en la Sagrada Familia.

Orgulloso: Guillermo está muy contento de colaborar en el proyecto de la Sagrada Familia.
Orgulloso: Guillermo está muy contento de colaborar en el proyecto de la Sagrada Familia.
Coordinados: David acompaña el transporte y da instrucciones a Guillermo en los caminos estrechos.
Coordinados: David acompaña el transporte y da instrucciones a Guillermo en los caminos estrechos.

El orgullo y el sentido de la responsabilidad acompañan a Guillermo Rodríguez en su día a día. Y es que trabaja en el gran símbolo de Barcelona: «soy un gran admirador de Gaudí, por eso me siento orgulloso de poder suministrar material para esta fantástica obra».

Puntualmente a las 7:30, Guillermo lleva su flamante Arocs 3363 al terreno de la «Fundación Basílica» de la Sagrada Familia en Gaià. Allí hay una actividad frenética. En el centro esperan cuatro enormes y elegantes losas de piedra, que deben colocarse como piezas de un puzle en la torre de la Virgen María para hacerla un piso más alta. El frío aire matutino no parece molestar a los trabajadores que fijan la carga. Cada placa pesa siete toneladas, con lo que la carga tiene un peso total de 60 toneladas. Se ha reducido la altura del vehículo para que pueda pasar sin problemas por túneles y puentes. «Como la carga es delicada y las dimensiones del camión, de 23 metros de largo, 3,50 metros de ancho y 4,50 metros de altura, este transporte es algo muy especial en todos los sentidos», asegura Guillermo.



Diez años al servicio de la Sagrada Familia.

El hombre de 47 años lleva 17 trabajando como conductor en Transgranollers, una empresa especializada en transportes especiales. «Llevamos diez años participando en el proyecto de la Sagrada Familia». Guillermo aún se acuerda del primer transporte. «¡Estaba tan emocionado!», cuenta.

La carga de las valiosas piezas se realiza con una precisión y un cuidado absolutos. Todo el proceso puede llevar hasta una hora y media. Guillermo también ayuda. Sin embargo, lo que más le gusta es conducir. Cuando va al volante del Arocs 3363 y mira por el retrovisor interior, se maravilla de su carga. «¡Vámonos!», le dice a su compañero David Llisterri por radio. David conduce el vehículo de acompañamiento que lo escolta hasta el centro de Barcelona.

Los conductores están perfectamente coordinados. Antes de cada intersección complicada, David baja y le da a Guillermo las instrucciones necesarias para continuar de forma segura. «¡Todo en orden!», confirma Guillermo desde la cabina. Los conductores también deben tener mucho cuidado en las rotondas. Para ello, David coloca el vehículo de acompañamiento a la izquierda del camión y detiene el tráfico para que Guillermo puede incorporarse con seguridad. «Debemos garantizar al mismo tiempo la seguridad de la mercancía y del tráfico», explica Guillermo.


Últimas maniobras: Guillermo prepara el transporte para la salida.
Últimas maniobras: Guillermo prepara el transporte para la salida.

Con ancho extra por la autopista.

Al incorporarse a la A2, el vehículo de acompañamiento se queda detrás del Arocs. Aunque Guillermo y David conocen la ruta a la perfección, ambos conductores recorren los 90 kilómetros hasta el centro de la capital catalana con un cuidado extremo. Cerca del límite de la ciudad se hace una breve parada: a partir de ahí, Guillermo cuenta con escolta de la policía municipal.

Un auténtico imán para las miradas.

«En carretera, siempre hay algún conductor que nos mira con curiosidad. En la Sagrada Familia, muchos turistas y curiosos nos hacen fotos y vídeos», cuenta Guillermo. El conductor ya se ha acostumbrado. Maneja el camión con precisión milimétrica, ya que debe entrar marcha atrás en el patio bajo la torre de la Virgen María.

Antes de regresar, Guillermo da una vuelta por la basílica para admirar las fachadas monumentales: la fachada del nacimiento, la fachada de la pasión, la fachada del calvario. «Nunca me canso de mirarla. ¡Solo un genio podía hacer algo así!», dice. La obra comenzó en 1883 y debería estar terminada en 2026. Guillermo estará allí, sin duda.



Fotos y vídeo: Begoña Tremps

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