Panamericana: desde Alaska hasta la Tierra de Fuego en un LA 911 B

Reportaje

«Hippie Trail».

La familia Schmitt adaptó un vehículo de capó corto para convertirlo en un camión autocaravana y recorrer 19 países por la Panamericana. Un viaje con muchas aventuras, encuentros fantásticos y un impresionante camión.


Thorben abre la puerta y vuelve a cerrarla de inmediato. Un oso negro está plantado justo delante del camión. Un paso más y el joven padre de familia habría estado en serio peligro de muerte, así que mejor volver al camión con su mujer y su hija. Thorben mira hacia fuera por la ventana de techo de su LA 911 B, a tres metros de altura y fuera de la zona de peligro, para hacerse una idea de la situación. Claro que sabía que hay osos en Alaska, y claro que por eso está allí con su familia.

Aun así, el encuentro con el animal fue algo sorprendente. «Más tarde, vimos tantos osos que al final verlos era casi lo normal», cuenta Thorben hoy. Al final, el oso de Alaska se fue, aburrido.

El viaje.

En verano de 2015, Thorben Schmitt, su mujer Michi y su hija Romy se decidieron a partir hacia la Panamericana con su camión verde. Al igual que en su primer viaje a la India, cinco años antes en un 319, este proyecto se llama «Hippie Trail» («El camino de los hippies»). El trayecto los llevó por todo el continente, desde Alaska hasta la Tierra de Fuego, casi 100 000 kilómetros por 19 países.


El viaje de la familia Schmitt los llevó por 19 países en su LA 911 B.


La rana.

La rana es el nombre de su camión Mercedes-Benz, un antiguo vehículo de la policía de fronteras (de la República Federal de Alemania). «El vehículo no ha tenido una sola avería en todo el camino», comenta Thorben sobre el LA 911 B. La decisión sobre el antiquísimo camión estaba clara para los Schmitt: «si algo fallaba en la técnica, quería ser capaz de reparar lo máximo posible por mi cuenta. Eso es más difícil en vehículos más modernos», cuenta el hombre de 33 años, que trabajaba como programador antes del viaje.

El motor es el trofeo.

Otra ventaja del vehículo: con sus tres metros, es un camión relativamente bajo. Muchos de los pasos que atravesaron, sobre todo por Sudamérica, habrían sido un problema para un vehículo más alto. El motor de seis cilindros en línea OM 352 también ha tenido un papel fundamental. «El motor lo aguanta todo, funciona con cualquier calidad de combustible. Incluso a miles de metros de altura y con un elevado contenido de azufre en el combustible». El vehículo ya había puesto a prueba su utilidad como autocaravana: antes de pertenecer a los Schmitt, sus antiguos propietarios lo habían llevado ya de viaje por Canadá, India y Nepal.


El camión con tracción integral no solo demostró ser el vehículo adecuado para los exigentes tramos de la Panamericana, también entusiasmó a varios fanáticos de los camiones.
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Comienzo en Baltimore.

Los Schmitt comenzaron su viaje en el puerto de Baltimore, adonde llevaron su LA 911 B desde Alemania. Desde la costa este de EE. UU. fueron a Canadá. Las cataratas del Niágara, la carretera transcanadiense, Rodeo… el país tiene mucho que ofrecer. «Nuestra velocidad de crucero óptima fue entre 70 y 75 km/h. En casa, habíamos aislado la cabina con alfombrillas de goma, de modo que el nivel de ruido en la cabina era muy agradable». Otra gran ventaja: la servodirección, que el modelo B del LA 911 ya incluía como equipamiento de serie. «Eso lo hizo todo un poco más fácil», cuenta Thorben.

Dos años, 100 000 kilómetros.

Después de Alaska, atravesaron Canadá, y recorrieron la costa oeste americana hasta llegar a la Tierra de Fuego argentina. Antes, habían dejado sus trabajos en Alemania; su hija Romy tenía un año por entonces. Dos años de viaje, separados de su familia y amigos en casa. El objetivo: «sentir la gran libertad, descubrir el mundo y disfrutar intensamente del tiempo como familia».


Dos años, casi 100 000 kilómetros: los Schmitt nunca olvidarán este viaje en el camión verde.
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Cuarto pasajero.

Había que aprovechar. Entre el Estrecho de Bering y el Cabo de Hornos, los Schmitt y su LA 911 B verde atravesaron imponentes cañones y macizos montañosos, vieron glaciares, recorrieron solitarios desiertos —en los que en parte se guiaron solo con una brújula—, bosques tropicales, amplias estepas, costas vírgenes y alturas extremas en el altiplano. A esto se añadieron encuentros con las personas locales y sus culturas, con osos, cocodrilos, pingüinos, llamas y pirañas. 19 países, casi 100 000 kilómetros y, dos años más tarde, la familia regresó del continente americano a Alemania con el mejor recuerdo posible en el equipaje: el cuarto pasajero, su hijo Levi, que nació en el Caribe mexicano.


19 países – muchos para un vehículo de la policía de fronteras (de la República Federal de Alemania).

Más información sobre el viaje de los Schmitt en: www.hippie-trail.de


Fotos: Familia Schmitt

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