Agricultura: Víctor Hernández aplica fertilizantes en campos de cereales

Lunes, 08:00 de la mañana. El aire fresco y puro soriano llena los pulmones de Víctor Hernández. “Estaba deseando que empezara la semana”, asegura con una espontánea sonrisa. Entra en la oficina de Servicios Técnicos Agrarios Almazán, saluda a sus compañeros y consulta su hoja de ruta: hoy toca aplicar bioestimulante en un campo de colza. Se dirige al almacén para proveerse del producto con el que llena los depósitos del equipo de pulverización de su Unimog 300.

El Unimog: ágil y todoterreno.

Víctor sube al vehículo y toma la carretera comarcal CL 116. “Una de las ventajas del Unimog es que se desplaza mucho más rápido que un tractor por la carretera”, asegura. Media hora más tarde y 30 kilómetros después llega a la parcela asignada. “La colza ya está en flor”, explica, “el propietario ha solicitado la aplicación de bioestimulante al cultivo para que acabe su ciclo en condiciones óptimas”. Y añade que posteriormente la colza se utilizará para producir forraje, aceite vegetal para consumo humano o biodiesel.

Fertilizantes líquidos para cereales y leguminosas.

Cumpliendo el protocolo, Víctor circunvala la finca con el Unimog para conocer su perímetro exacto. A continuación, despliega las barras del equipo de pulverización AMP Sprayers, regula la cantidad de producto a aplicar por hectárea así como la distancia al suelo de las barras. “¡Todo listo!”, dice. Pulsa un botón situado junto a la caja de cambios e instantáneamente se abren las boquillas de pulverización. Víctor mira a través del retrovisor: al trasluz puede ver cómo el Unimog pulveriza suavemente el bioestimulante sobre el cultivo de colza.

A menudo Víctor aplica fertilizantes líquidos en parcelas de cereales y leguminosas —cultivos predominantes en Castilla y León. “Hace más de mil años que ambos eran ya la base de la alimentación humana”, afirma, “pero antes los agricultores no tenían la suerte de contar con el Unimog para su cuidado”.

Fotos: Begoña Tremps