Siempre tranquilo y cuidadoso: Michael Behlke transporta huevos frescos con su Atego

Reportaje

Los especialistas en huevos.

Michael Behlke reparte huevos frescos para la empresa Joh. Seidel OHG desde Hamburgo hasta la costa con su camión favorito: el Atego 818.


Michael Behlke hace la ruta del mar del Norte. Desde la localidad de Ellerbek, a las mismas puertas de Hamburgo, salió hoy por la mañana en dirección a la costa. Su ronda incluye 12 o 13 direcciones de entrega. Para ello, hace unas horas cargó con la carretilla elevadora 420 cajas de huevos en el cuerpo de su Atego. «Poco a poco se va vaciando el furgón», afirma el conductor de 43 años mientras mira desde la cabina hacia la verde pradera que se extiende en el exterior. En jornadas laborales como la de hoy, Michael recorre entre 250 y 300 kilómetros.

Lleva cuatro años en este trabajo. El Atego es el segundo camión que conduce para la empresa Joh. Seidel OHG. «Para el recorrido que tengo que hacer y el material que transporto, es sin duda el mejor camión que se puede llevar», afirma, pone el intermitente y se incorpora a la A23, que une con Hamburgo la costa occidental de Schleswig-Holstein. «Además, cuando de vez en cuando tengo que entrar en la ciudad, el vehículo también responde muy bien».



Comerciantes de huevos en tercera generación.

Wolfgang Seidel, que controla a diario los vehículos y el almacén de huevos, recogió en persona el camión en la fábrica de Mercedes‑Benz en Wörth. Junto con su hermano Hans-Joachim, Seidel dirige la empresa familiar ya en tercera generación.

La abuela de los Seidel inició en su día el negocio. Vendía en Hamburgo huevos de Mecklemburgo, aunque de aquella solo los que le cabían en la cesta. Desde entonces las cosas han cambiado mucho, y los camiones verdes de Seidel llevan su suministro hoy en día a grandes zonas de la Baja Sajonia y Schleswig-Holstein.



«Suministramos la mercancía a tiendas de productos de alta calidad, pero también al sector gastronómico. No obstante, nuestros productos también están destinados a los barcos y al mercado mayorista», explica Wolfgang Seidel, que sale ahora de su oficina en dirección al almacén que hay en la parte trasera del edificio. En la nave de preparación de pedidos hay cientos de cajas esperando su suministro. Los huevos provienen de diversas formas de cría, entre las que se incluyen huevos biológicos y huevos de suelo. Se almacenan durante un máximo de 48 horas en la construcción plana, ante la que van aparcando sucesivamente los camiones.



Los huevos son el único alimento de origen animal que se comercializa sin procesar. Michael y sus colegas son muy conscientes de ello: para que los huevos frescos lleguen en perfecto estado al cliente, no solo conducen con el debido cuidado, sino que también los transportan en cajas sobre palés muy resistentes. 

Con el Atego, Seidel tiene en su flota un auténtico especialista en el tráfico de reparto. El camión de Michael no es el único de Mercedes‑Benz. En el parque móvil hay en total diez vehículos de 7,5 toneladas. Los camiones llevan unos diez años transportando productos de Eier-Seidel. Cada año, aproximadamente 50.000 kilómetros. No es tanto como los que recorren los colegas del tráfico de larga distancia, pero tampoco está nada mal, sobre todo si se tiene en cuenta que los trayectos por autopista son más bien excepcionales.


Wolfgang y Hans-Joachim Seidel, gerentes de la empresa Joh. Seidel OHG.


El Atego de Michael está equipado con muchas comodidades ya conocidas de los Actros y los Arocs: el asistente de mantenimiento de carril y el asiento oscilante le ayudan en su trabajo cotidiano. «Si hay algo que hace a nuestros transportes más seguros y que protege a nuestros conductores y al resto del tráfico, lo pedimos sin dudarlo», afirma Wolfgang Seidel mientras repasa una vez más el camión con el limpiador de alta presión para dejarlo listo para la sesión fotográfica. 

Michael hace la ruta del mar del Norte una o dos veces a la semana. «Para mí es el mejor recorrido que existe», afirma mientras balancea el dedo índice sobre el volante al ritmo de la música que suena en la radio. Solo le queda llegar a un último destino, descargar y volver al almacén. Entonces se acaba la jornada laboral. Y las 420 cajas de huevos se han entregado. Michael sonríe y recuerda los orígenes de la empresa: «Con la cesta habría tardado un poquito más …»


Fotos y vídeo: Alexander Tempel

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