Foto preferida: construcción de carreteras en Siberia

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Prueba de frío.

En el norte de Siberia circula una flota de volquetes Actros empleados en la construcción de carreteras.


Región autónoma de Yamalo-Nenets, Siberia. El termómetro exterior marca 32 grados bajo cero. Un humo blanco se desprende de las cajas basculantes de los más de 20 volquetes Actros que circulan aquí en el invierno de 2007 y dedicados a la construcción de carreteras. Como suele hacerse desde siempre en esta región, los gases calientes de escape se desvían a la caja basculante y se expulsan luego al exterior a través de unos orificios situados en la zaga. De otro modo se congelaría la carga y quedaría adherida al metal de la estructura.

El Actros 3341 AK 6x6 equipado para Siberia: tracción integral, neumáticos de tacos. Los neumáticos gemelos 2x2 sobresalen más allá de los guardabarros por el lateral: 2,85 metros de ancho, es decir, 35 centímetros más de lo normal. Con ellos, estos forzudos tienen una mayor estabilidad en carretera y pueden superar los peores socavones y avanzar prácticamente en cualquier tipo de terreno. Los vehículos están preparados para realizar esfuerzos extremos a temperaturas de hasta 55 grados bajo cero. Los volquetes recorren distancias de casi 40 kilómetros a velocidades de 40 a 75 kilómetros por hora, en función del tráfico, las condiciones meteorológicas y las características del terreno. Y de pronto se acaba la carretera, formada por un sinfín de planchas de hormigón colocadas una tras otra. Allí se descarga el material. La superestructura del volquete de Meiller estira los brazos y vuelca la arena contenida en la caja. Los remolques de plataforma baja y las niveladoras de orugas distribuyen la arena en superficies de contención sobre las que se construye la carretera con continuas ramificaciones que se extienden a través de la inmensidad de la tundra.

Fotos: Nico Krauss


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