Trucking Milestones: 1974: LP 2224/6x4, de viaje espacial

Serie: Trucking Milestones

Una celda espacial en la carretera.

En el año 1974, un LP 2224 cargaba garajes prefabricados con su pinza… gracias a una construcción muy ingeniosa.

Cargar, levantar, bajar: el transportador de celdas espaciales pudo con todos los garajes prefabricados.
Cargar, levantar, bajar: el transportador de celdas espaciales pudo con todos los garajes prefabricados.
Cargar, levantar, bajar: el transportador de celdas espaciales pudo con todos los garajes prefabricados.
Cargar, levantar, bajar: el transportador de celdas espaciales pudo con todos los garajes prefabricados.
Cargar, levantar, bajar: el transportador de celdas espaciales pudo con todos los garajes prefabricados.
Cargar, levantar, bajar: el transportador de celdas espaciales pudo con todos los garajes prefabricados.
Cargar, levantar, bajar: el transportador de celdas espaciales pudo con todos los garajes prefabricados.
Cargar, levantar, bajar: el transportador de celdas espaciales pudo con todos los garajes prefabricados.

Un garaje prefabricado se va de viaje. O, mejor dicho... ¡muchos garajes prefabricados se van de viaje! Hablamos del año 1974, y la producción de estas unidades —que en alemán también se conocen como Raumzellen o «celdas espaciales»— acaba de ponerse en marcha. Que en realidad ya se usaba en 1974. Y no en remotas galaxias, sino en las carreteras de Stuttgart y alrededores ya que, en este contexto, las celdas espaciales no son sino garajes prefabricados cuya producción acababa de ponerse en marcha en aquella época. Por su parte, el vehículo de transporte se trata de un chasis Mercedes‑Benz modelo LP 2224… ¡y uno muy especial!


Sistema hidráulico de sobra, control remoto electromagnético.

Desarrollado por la empresa Höschle, el transportador de celdas espaciales llevó garajes desde su lugar de fabricación a su lugar de instalación sin necesidad de una grúa adicional.

Características principales: un chasis auxiliar especial con carriles de rodadura y una pluma de grúa que se desplazaba sobre ellos mediante un cabrestante hidráulico. Mediante prensas de elevación, la pluma se podía levantar 30 grados.

En la parte más delantera, dispositivos de alojamiento hidráulicos servían para introducir al garaje en la pinza.

Para ello, los pesos en la cabina evitaban que el vehículo volcará hacia atrás. Todo ello era manejado por el conductor con la ayuda de un control remoto electromagnético, una tecnología que en aquella época bien se podía considerar más propia de «auténticas» naves espaciales.


Fotos: Daimler AG

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