Trucking Milestones: 1979: ocho camiones 2632 se atreven con el Sáhara

Serie: Trucking Milestones

Prueba de resistencia en Mauritania.

En 1979, Mercedes‑Benz organizó en Mauritania un convoy de ayuda para la población local asolada por la sequía. Una empresa muy arriesgada.

Población agradecida: los ocho 2632 abastecieron de cereales a los habitantes de remotas regiones de Mauritania.
Población agradecida: los ocho 2632 abastecieron de cereales a los habitantes de remotas regiones de Mauritania.
Población agradecida: los ocho 2632 abastecieron de cereales a los habitantes de remotas regiones de Mauritania.
Población agradecida: los ocho 2632 abastecieron de cereales a los habitantes de remotas regiones de Mauritania.
Población agradecida: los ocho 2632 abastecieron de cereales a los habitantes de remotas regiones de Mauritania.
Población agradecida: los ocho 2632 abastecieron de cereales a los habitantes de remotas regiones de Mauritania.
Población agradecida: los ocho 2632 abastecieron de cereales a los habitantes de remotas regiones de Mauritania.
Población agradecida: los ocho 2632 abastecieron de cereales a los habitantes de remotas regiones de Mauritania.

Mauritania, 1979. Una sequía devastadora estaba asolando este país al occidente del Sáhara. Sobre todo al este del país, con un estilo de vida marcadamente nómada, había muchas personas cuya supervivencia dependía de los suministros de ayuda. El problema era que solo se podía llegar a la región a través de pistas del desierto muy deficientes.

Sin embargo, los responsables de SOMAREM —la empresa que entonces como hoy representa a Mercedes‑Benz en Mauritania— lo tenían muy claro: ¡no se podía dejar a aquellas personas en la estacada! Se reunió un convoy de ocho 2632/6x6 de nueva generación con semirremolques. Los camiones llevaban a bordo cereales procedentes de campañas benéficas internacionales.



Unos retos descomunales.

Los organizadores eran conscientes del riesgo: nunca antes un NG 2632 había realizado con éxito en Mauritania una ruta tan extrema, y los anteriores convoyes que lo intentaron se habían quedado siempre atascados. Bajo un sol de justicia, había que superar arena profunda, gravilla y pendientes, además de pozos de arenas movedizas que solo se podían atravesar colocando chapas de acero debajo del camión.

La «misión mauritana» —como rezaba el título de la revista «Transport» en la época— solo fue posible en buena medida gracias a la enorme potencia de los motores V10 del 2632. En cada parada para repartir ayuda, los locales la recibían llenos de agradecimiento. Hasta en el campamento más pequeño, los habitantes compartían agua y comida con sus invitados. Así, aquel convoy entró por partida doble en la historia de Mercedes‑Benz: por un lado como misión humanitaria, pero también como exitosa ruta de prueba en las condiciones más extremas.


Fotos: Daimler

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