John van den IJssel transporta bitumen por toda Europa

Vehículo y tecnología

Asfalto de color.

Con sus cargas de bitumen, John van den IJssel recorre millones de kilómetros por Europa. Su nuevo compañero de fatigas es el Actros 1851 BigSpace.


«Ya no es nada extraordinario encontrarse con un carril rojo para bicicletas. La mayoría de las personas no se plantea el hecho de que el asfalto en realidad es negro», explica John van den IJssel. Si se quiere fabricar asfalto rojo, verde o lila, lo primero que se necesita es un bitumen de color claro. Y eso es precisamente lo que transporta este conductor de 55 años. Como el bitumen claro es un producto bastante raro, John se ve obligado a viajar por toda Europa. «Suelo viajar desde principios de semana hasta el viernes por la tarde. Un día estoy en el norte de Escandinavia y otro me encuentro en el extremo sur de Italia.»

Y claro, así se van acumulando los kilómetros. Su fiel compañero de fatigas en estos recorridos es desde siempre su Mercedes-Benz. Primero fue un Actros 1843, que condujo con entusiasmo hasta alcanzar el millón de kilómetros y que luego cambió por el Actros 1848 LS MegaSpace Euro V. John: «Ese camión lo conduje durante casi diez años, hasta finales del año pasado, y siempre estuve más que satisfecho con él. En febrero de este año, el camión habría cumplido diez años. Cuesta imaginárselo: ¡un camión Euro V hace la friolera de diez años! De hecho, fue uno de los primeros y apareció en todas las revistas. En esa época, apenas había estaciones de repostaje de AdBlue. ¡En esos diez años recorrí con él casi 1,4 millones de kilómetros! Y jamás tuve el más mínimo problema.»



Pero llegó el momento de cambiar de vehículo. John no tuvo que pensárselo mucho: el nuevo camión tenía que volver a ser un Mercedes-Benz. Mejor dicho, un despampanante Actros 1851 BigSpace, de modo que no lamentara demasiado el tener que deshacerse de su Euro V. El Actros está equipado con un generador TRS, porque el bitumen tiene que descargarse a una temperatura de 160 a 170 grados. John nos explica: «Antes se empleaba un grupo de 1.000 kilos situado debajo del semirremolque. Hoy en día el dispositivo se acciona mediante una toma de fuerza de unos 100 kilos. Los tiempos cambian.»

Así es. Los tiempos han cambiado. Pero también hay hermosas constantes en la vida de John que perduran en el tiempo. Por ejemplo, su mujer, Carla. En 1993, se disponía a partir del mercado mayorista en el que trabajaba Carla para dirigirse a San Petersburgo. «Cuídate mucho», le dijo ella. «¿Estarás de vuelta para Nochevieja?» Fue la motivación perfecta para volver a casa puntualmente. Fueron juntos a una fiesta de Fin de Año, se enamoraron y se casaron justo un año más tarde, también en Nochevieja.


A John van den IJssel sus rutas le llevan desde Escandinavia hasta el sur de Italia.


Otra constante en su vida es ROGAM, el concesionario de Mercedes-Benz. «Fue Robert-Jan Tros quien hace muchos años entró con el primer Actros en el recinto de la empresa y nos dijo que deberíamos probarlo», recuerda John. El contacto con Robert-Jan se mantuvo y, con el tiempo, se tornó en amistad. «Me he convertido en una especie de embajador de Mercedes-Benz. Y aquí son ya tres los vehículos de la marca.» Con «aquí» John se refiere a la G.S. van den IJssel B.V., fundada hace casi cien años por su abuelo y dirigida hoy por la cuarta generación de la familia Van den IJssel.

John nos cuenta: «Es una maravilla trabajar aquí. El clima de trabajo es excelente. No quisiera trabajar en una empresa con 1.000 vehículos donde no conozco ni a la mitad de los conductores.» Es una tarde de viernes tranquila, y acaba de regresar a la empresa. «Ahora enseguida cojo la bicicleta, y mañana acompañaré a mi hijo al fútbol. Disfruto desconectando de todo, aunque sea por poco tiempo.» Y luego vuelve a la carretera con una nueva carga de bitumen para dirigirse sin duda a algún rincón interesante de Europa.

Fotografía: MCR


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