Transporte de gres: Adrián Ramón supera a diario dos puertos de montaña

Véhiculo & Técnica

¡Resistentes!

Adrián Ramón transporta productos de Gres de Aragón. Su trayecto favorito atraviesa dos puertos de montaña y tramos de sucesivas curvas.

A bordo de su Actros, Adrián Ramón se siente libre.


Transportar las baldosas que lucirán en piscinas municipales, azulejos que decorarán las paredes de la que podría ser la oficina de cualquiera —incluso la suya— y el suelo de centenares de terrazas y hogares españoles, representa tanta responsabilidad como orgullo para Adrián Ramón. Con sólo 25 años, lleva cuatro al volante de un camión. Este joven profesional transporta gres desde la fábrica de Gres de Aragón —una de las mayores fábricas del mundo de gres extruido (klinker)— hasta los diversos almacenes y puntos de distribución que tiene la firma en toda España.



Hace unos meses que Adrián conduce un Actros 1845: “Tiene un consumo muy bajo y una conducción muy cómoda e intuitiva”. Cuando la totalidad de palets de gres están cargados, Adrián se asegura de que la carga está bien sujeta para que no sufra ningún daño durante su transporte. “Aunque es una mercancía resistente hay que tratarla con cuidado”, dice. “A continuación, corre la lona del tráiler y ajusta las correas”.

Una de las rutas más habituales de Adrián consiste en cargar gres en la fábrica en Alcañiz (Teruel) y transportarlo al almacén regulador que tiene Gres de Aragón en Onda (Castellón). Son sólo 180 km, pero la ruta comprende dos puertos de montaña y numerosas curvas. “Prefiero un itinerario que exija mi atención a una autopista de infinitas y aburridas rectas”, dice.


Adrián Ramón transporta productos de Gres de Aragón. Su trayecto favorito atraviesa dos puertos de montaña y tramos de sucesivas curvas.



Cuando lleva 55 km recorridos llega e al puerto de montaña de Torre Miró. Un desafío de 1 250 m de altura, con un desnivel de 450 m y pendientes de un 10 %. “En estos tramos, tanto la potencia como el retarder están siempre a la altura”, dice. Atrás queda Torre Miró, Adrián continúa por la N-232, sabe que en apenas 25 km debe enfrentarse a otro puerto, el del Querol. “Hay un tramo especialmente complejo, el del Barranco de la Bota-Masía de la Torreta”, dice, y explica que su tramo favorito está situado a una cota de 1 000 m y consta de numerosas y cerradas curvas. “¡Con la maniobrabilidad y el agarre del Actros es pan comido!”

Adrián se siente realmente bien en carretera. “En cabina me siento libre”, dice con una sonrisa de oreja a oreja. Sobre el producto que transporta está además muy bien informado: “Las piezas de arcilla se cuecen a 1 300° C. Después de soportar 24 horas esa temperatura salen del horno con las propiedades que tanto las caracterizan: extrema resistencia, impermeabilidad y refractariedad.”


Fotografías: Begoña Tremps

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