Transporte de madera: Pierre Geyer y su Arocs 3363

Vehículo y tecnología

El bosque es su hábitat.

Pierre Geyer se gana la vida como conductor autónomo de un Arocs 3363. Para ello, debe madrugar y ser muy rápido.

Realizar maniobras con el Arocs y su carga de gran longitud a través del bosque requiere una gran destreza.


El camión completamente cargado con maderos largos desciende la carretera forestal en el modo EcoRoll. Pierre Geyer, al volante, va muy relajado: con el Tempomat conectado, la conducción del Arocs 3363 de tres ejes resulta un juego de niños. El conductor de 46 años ha pasado más de la mitad de su vida transportando madera. Desde los últimos diez años, por cuenta propia. Conoce los bosques de la cordillera central de los Vosgos como la palma de su mano. Al sudoeste de su emplazamiento, en el municipio Wangenbourg-Engenthal ubicado en la carretera departamental D 218, se extiende el bosque Forêt Domaniale d’Engenthal, y al este, el bosque Forêt Domaniale de la Mossig. Por ello, Pierre no está nunca demasiado lejos de los puntos de carga.



«En mi trabajo, el material tiene que aguantar un transporte difícil, con muchas pendientes y caminos forestales en mal estado», comenta el conductor. Por ello, Geyer adquirió hace diez años un Actros como tractora. Con ella ha recorrido un total de 772.000 kilómetros. «Todo esto, con el motor y el embrague originales», recalca. Pierre Geyer estaba tan satisfecho con su Mercedes-Benz que quería a toda costa otro vehículo de esta marca. Aun y cuando esto implicara esperar un año y medio hasta que el nuevo Arocs con el motor tope de gama de 460 kW se homologara en Francia. Tras someter el vehículo a una extensa inspección, pudo seguir utilizando en su Arocs 3363 la grúa Loglift de la marca Hiab de la antigua tractora, al igual que el remolque autodireccional.

Pierre tenía claro los equipos que quería incorporar a su nueva tractora. Una ventanilla en la pared posterior de la cabina, un frigorífico, una cámara de marcha atrás y, sobre todo, una pasarela por encima del pasarruedas en el lado del conductor que le facilitara el acceso a la grúa de carga situada detrás de la cabina, sin necesidad de bajar del vehículo. «El tiempo es oro», nos comenta mientras agarra en un abrir y cerrar de ojos los troncos de 18 metros de largo con la garra de la grúa y los deposita con delicadeza sobre el remolque. «Por el mismo motivo, es necesario disponer de un motor de elevada potencia que permita superar con rapidez las numerosas pendientes de los Vosgos con el pesado tren de carretera.»



El cliente principal de Pierre es el aserradero Siat Braun de Urmatt. Pierre recibe pedidos en su tableta con las cantidades exactas que debe recoger en los distintos puntos de carga del bosque. El volumen oscila entre 2 y 500 metros cúbicos. Los puntos de carga se encuentran en un radio de 100 kilómetros de su emplazamiento. En ocasiones excepcionales también se presta a realizar trayectos de 200 kilómetros.

Puesto que factura en función del volumen a una tarifa que varía según la longitud de los troncos, Pierre Geyer va siempre a toda prisa, cuando maneja la grúa, cuando conduce y cuando descarga la madera en el aserradero. Por ello, suele empezar su jornada a las cuatro de la mañana. «Si tienes que atravesar Estrasburgo, tienes que hacerlo antes de las 7:30 horas para evitar los atascos», nos explica. «Por suerte, siempre fui madrugador.»



Fotos: Hans Müller

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