Andreas Cornelsen transporta una exquisita carga

Reportaje

Aromática carga.

Dulce misión: Andreas Cornelsen transporta granos de cacao a las fábricas de chocolate.


La puerta enrollable de la nave 3 asciende lentamente. Andreas Cornelsen quita el pie del freno y entra con al Actros en el almacén. En su interior se percibe un aroma que inmediatamente despierta recuerdos de infancia: chocolate caliente, galletas recién horneadas… El primer pensamiento: montañas de chocolate.

“Montañas” es lo que se ve, pero no de chocolate sino de granos de cacao. Se trata de varios miles de toneladas de la exquisita materia prima que almacena la empresa de transportes Vollers Hamburg GmbH en esta antigua nave industrial. Los granos provienen de Ghana y Togo, de la Costa de Marfil y Nigeria. No llegan en los tradicionales sacos de yute, sino a granel. A primera vista, los granos de cacao crudo se podrían confundir con una carga de grava. Si no fuera por el aroma…

Entretanto, el Actros de Andreas ya se encuentra sobre la balanza. Este conductor de 42 años oriundo de la ciudad de Bremen está levantado desde la madrugada, pero no da muestras de cansancio: con energía desciende de la cabina, saluda a uno de los operarios de almacén y retira el toldo del volquete.


Aromática carga: Con cada palada caen tres toneladas de cacao en el volquete.
Aromática carga: Con cada palada caen tres toneladas de cacao en el volquete.

Tres toneladas de cacao por palada.

La pala cargadora ya está lista para entrar en acción. “Es un modelo especial. El cucharón es dos veces más grande que los que se utilizan para cargar arena y tiene capacidad para tres toneladas de granos por palada. El cacao pesa solo 500 gramos por litro”, explica Andreas. Los granos caen lentamente en el volquete del camión —un exquisito aroma inunda la nave. La pala cargadora realiza su trabajo sin tener que cambiar de posición, y pocos minutos después el cubículo está lleno con 25 toneladas de la aromática carga.

Andreas introduce en su terminal los datos de la mercancía que va a transportar. Hace un par de horas aún estaba en Bremerhaven descargando granos de café. Después de limpiar minuciosamente el volquete del camión, salió en dirección a Hamburgo para recoger esta carga de cacao crudo.

Andreas recorre aproximadamente 50 000 kilómetros al año, principalmente entre Bremen y Hamburgo, a menudo también realiza suministros a fábricas con sede en la región del Ruhr. Estos tramos le permiten pasar las noches en casa con su familia. El que tenga que levantarse a menudo a las tres de la mañana no le molesta demasiado. “Uno se acostumbra rápido”, dice sonriendo.

Comenzó a conducir camiones en 1999, desde hace cuatro años lo hace para el Grupo Vollers: “Y siempre Mercedes-Benz. Al principio con el SK”. Desde hace un par de semanas conduce un flamante Actros 1840 que fue a buscar personalmente a Wörth. Vollers renueva sus tractoras cada cuatro años.


Preparativos para el siguiente viaje: el remolque debe estar libre de restos de cacao.
Preparativos para el siguiente viaje: el remolque debe estar libre de restos de cacao.

Altas exigencias.

La empresa apuesta por la técnica más moderna y un diseño atractivo de sus vehículos. Esta excelencia se traslada a los conductores: Andreas y sus colegas realizan cursos para poder distinguir los tipos de cacao y reconocer daños causados por humedad, rotura o sustancias extrañas. “Nuestros conductores saben además cómo mantener los remolques libres de impurezas”, dice Marco Franz en la nave de almacenamiento. En Vollers Hamburg GmbH, Franz es responsable de café, cacao crudo y metales.

El Actros de Andreas está listo para emprender el camino. Detrás de él, tres semirremolques más están esperando su turno junto a la balanza. El operario de almacén le entrega la nota de pesaje y Andreas se pone en marcha rumbo al puente Köhlbrandbrücke. Su próxima parada se encuentra a pocos kilómetros: una fábrica de cacao para la que Vollers realiza suministros just in time —24 horas al día, 365 días al año.

En la nave 3 se almacenan tanto granos de cacao crudo destinados a las fábricas locales como aquéllos que se comercializan en la Bolsa de Londres. Como puede pasar más tiempo hasta que estos últimos sean procesados, es importante que los contenedores llegados de ultramar sean vaciados de inmediato para así mantener la calidad de los granos. “Realizamos pruebas ópticas y extraemos muestras para comprobar que no haya daños causados por diferencias de temperatura, insectos u hongos”, dice Franz. Las pruebas son enviadas a los clientes para que estos encarguen su análisis en sus respectivos laboratorios.


”¿Levantarse a las tres de la mañana? Uno se acostumbra rápido.”

Andreas Cornelsen, conductor de Vollers


Pureza al 110 por ciento.

Pausa de mediodía en la empresa Vollers. Andreas acaba de llegar y disfruta su descanso bebiendo un café. Antes de volver a Bremen volverá a limpiar el volquete, redactando después un protocolo de limpieza y presentándolo para su control. “Mañana me toca de nuevo transportar café, y por eso el remolque tiene que estar limpio al 110 %. Vollers es sinónimo de calidad en el sector, y yo soy responsable de que siga siendo así”, dice Andreas.



Del cacao al chocolate.

Una vez recolectadas, las vainas de cacao son descortezadas para liberar los granos de su interior. A continuación, estos son sometidos a un proceso de fermentación natural en cajas de madera o cubiertos por hojas de plátano —aproximadamente seis días a una temperatura de alrededor 50 grados centígrados durante los cuales se desarrollan los primeros aromas típicos del cacao. Una vez en la fábrica, los granos son limpiados, secados y tostados para separar la cáscara. Luego son triturados en trozos grandes llamados nibs. La molienda de estos fragmentos se lleva a cabo en sistemas de bolas o rodillos que los muelen hasta lograr partículas menores de 25 micrones.

El objetivo: separar la masa de cacao de su manteca. El resultado final del molido es una masa fluida de manteca y cacao que se denomina licor. Este se somete a un proceso de separación de la masa de cacao y de extracción de la manteca que se realiza a alta presión. La masa de cacao se continúa moliendo con otros ingredientes (azúcar, leche en polvo, manteca de cacao). La mezcla definitiva se agita durante al menos seis horas en recipientes abiertos y a una temperatura de 90 grados centígrados para eliminar la humedad y los sabores amargos.

Por último, el chocolate se somete a tres temperaturas diferentes, proceso que favorece la obtención de un chocolate homogéneo y de aspecto brillante.


Fotos: Christoph Börries, iStock - fcafotodigital, iStock - deyangeorgiev

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