Máxima rotación: Florian Kirschbaum protege bosques desde un helicóptero

Reportaje

Al límite.

Encalado de bosques desde el aire: el piloto Florian Kirschbaum y su equipo realizan un trabajo muy especial.

Hoch hinaus. Florian Kirschbaum kalkt Wälder – mit seinem Hubschrauber. Den Nachschub liefern Arocs und Actros.
Hoch hinaus. Florian Kirschbaum kalkt Wälder – mit seinem Hubschrauber. Den Nachschub liefern Arocs und Actros.
Bei jedem Abflug fegt der Hubschrauber Staubwände über den Platz – Rigo Knobelsdorf schließt schnell noch die Klappe zum Staufach.
Bei jedem Abflug fegt der Hubschrauber Staubwände über den Platz – Rigo Knobelsdorf schließt schnell noch die Klappe zum Staufach.

Marc Redlich echa un vistazo a su tablet para determinar el sitio exacto donde tendría que encontrarse Flo en este momento. Según el mapa que aparece en la pantalla le separa solo un kilómetro de donde tiene que salir al encuentro de su colega. Inmediatamente sale de la carretera y gira para tomar el camino forestal. Con la mano izquierda baja la ventanilla para poder escuchar el sonido del helicóptero de Florian.

Y de pronto sobrevienen los hechos: ruido ensordecedor de palas de rotor, una sombra que se desplaza sobre el Arocs y una nube de polvo que se dirige directamente hacia el camión. Marc sube rápidamente el cristal de la ventanilla. “No quiero que la cabina se llene de polvo y cal”, dice el conductor de 37 años. El helicóptero gris oscuro modelo AS 350 se encuentra ahora a tan solo 50 metros del camión —de él pende, 20 metros más abajo, un enorme embudo de aluminio que despide una carga de polvo de color marrón claro. Unos minutos más tarde, el helicóptero gira en dirección al punto de carga cerca del cual se ha detenido Marc con el camión.



El piloto deposita suavemente el gigantesco esparcidor en el suelo y una pala cargadora llena rápidamente el recipiente —apenas finaliza, el helicóptero vuelve a ascender para emprender un nuevo recorrido. Solo han transcurrido unos pocos minutos. Marc espera un momento hasta que el polvo vuelve a depositarse en el suelo y se acerca con el camión hasta detenerse junto al depósito de carga. “Ese es Flo”, dice y señala con el dedo hacia arriba. El aire sabe a cal.

Marc y Florian Kirschbaum trabajan para la firma Hetralog, encargada del encalado de 1800 hectáreas de bosque en los Montes Metálicos. Su misión es pulverizar las copas de los árboles con 5 400 toneladas de cal que poco a poco irán depositándose sobre el suelo. El trabajo se realiza durante varias semanas —Florian pulveriza el bosque con 300 toneladas de cal al día.

Ahora, el piloto acaba de aterrizar con su helicóptero: es hora de cargar combustible. “Con la cal combatimos los suelos ácidos”, explica quitándose el casco. En el transcurso de varias décadas, las numerosas fábricas de esta región industrial han ido dejando sus huellas, y hoy los bosques se ven afectados por la lluvia ácida. “La cal mejora los valores del pH del suelo y contribuye a la regeneración de las raíces de árboles y plantas. Es la única manera de estabilizar el ecosistema del bosque”, dice el piloto de 38 años.


„Necesitamos cada kilovatio de potencia y el par motor máximo.”

Marc Redlich, camionero



Logística para un bosque sano.

Klaus-Peter Wilhelms es uno de los gerentes de la firma Frachtente —división de transporte del grupo empresarial Hetralog con sede en Dortmund. “Ofrecemos a nuestros clientes un paquete logístico integral: para realizar el encalado del bosque desde el aire instalamos puntos de carga de material que sean de fácil acceso para el helicóptero y los camiones. Además, para el repostaje del helicóptero ponemos a disposición dos camiones cisterna. Con los camiones Mercedes-Benz transportamos la cal hasta los puntos de carga en el bosque”, dice Wilhelms.

Uno de ellos, un Arocs 1851 con Hydraulic Auxiliary Drive, es el que conduce Marc. “La cuenta es muy simple. Las horas de vuelo son lo más caro. Cuanto más nos adentramos en el bosque, más cortos son los tramos de vuelo y más efectivo es nuestro trabajo”, dice Marc. 


Para recoger la cal, Marc y su colega Rigo Knobelsdorf se desplazan con Arocs y Actros entre el bosque y la cantera situada a dos horas de distancia. Marc transporta en cada viaje 26 toneladas de cal. “Recorremos muchos kilómetros en autopista, pero a diario también por el bosque. Por eso necesitamos mucha potencia y el par motor máximo. Hydraulic Auxiliary Drive es de incalcuble valor para nuestro trabajo”, dice este conductor de Dortmund.

Flo extrae el grifo del depósito de combustible del helicóptero y lo lleva nuevamente al camión cisterna. El repostaje del helicóptero se realiza cada 50 minutos. El peso máximo de vuelo de la máquina es de 2 800 kilogramos. De ellos, 1200 kilogramos corresponden al esparcidor con la cal, a los que se les suman 200 kilogramos de queroseno y 90 kilogramos para el piloto y los materiales a bordo. La tara del helicóptero es de 1250 kilogramos. Esto significa: Flo vuela al límite, y cada kilogramo vale. La cabina está prácticamente vacía y ni siquiera cuenta con un asiento de copiloto. “El helicóptero trabaja constantemente al límite de su capacidad, de otra manera el proyecto no sería rentable”, dice cerrando el camión cisterna.

Antes de despegar, Flo realiza el control del helicóptero antes de la salida. “Siempre me tomo el tiempo necesario para hacerlo”, dice inspeccionando minuciosamente la máquina buscando restos de aceite y verificando el perfecto funcionamiento de los cojinetes. Luego chequea los indicadores de la cabina: presión y temperatura del aceite, señales de advertencia. Una vez ha comprobado que todo está en orden se prepara para despegar. Las palas del rotor comienzan a girar y el helicóptero se aleja con ruido ensordecedor.


Mucho bosque y aún más autopista: Marc recorre una media anual de 140 000 kilómetros.


Cada segundo vale oro.

Flo vuela hacia el punto de carga para llenar el recipiente de cal cada dos minutos. Una vez ha depositado el pulverizador en el suelo, la pala cargadora llena el recipiente sin perder un segundo de tiempo. El mapa con las coordenadas GPS en la tablet de la cabina muestra al piloto la siguiente área que tiene que ser pulverizada. “Además veo desde qué punto de carga llego con más rapidez a mi objetivo”, dice Flo. Durante el encalado, el helicóptero consume una media de 180 litros de queroseno por hora. 

En la cabina del helicóptero, Flo espera hasta que el número de revoluciones del rotor supera las 390 revoluciones por minuto. Entonces tira del pitch, la palanca del acelerador que determina el ángulo de ataque de las palas del rotor. El motor de 632 kW ruge y el helicóptero asciende hasta que el cubo con la cal se encuentra a pocos metros sobre las copas de los árboles. Aquí es imprescindible tener el mayor cuidado: El rotor tiene un diámetro de casi once metros y hay árboles por doquier.

A menudo, la distancia entre el recipiente y las copas de los árboles es de pocos metros. “En ningún momento puedo olvidar que llevo un pulverizador debajo del helicóptero”, dice Flo. “Sería un peligro si se quedara enganchado en las ramas”. En caso de emergencia, Flo siempre tiene la opción de deshacerse de él desde la cabina. “Pero por suerte nunca he tenido que hacerlo”, dice sonriendo.


Buena organización —en el trabajo y en casa.

Flo vuela de regreso al punto de carga. Su turno de trabajo no puede superar las diez horas —un máximo de 8,5 en el aire.

“En caso de vientos fuertes, muy mal tiempo o reparaciones que demoran la salida, no hay nada que podamos hacer”, dice Wilhelms. “Por eso el equipo trata de tener controlados todos los factores que pueden afectar un vuelo”. Un perfecto trabajo en equipo y procesos minuciosamente organizados son imprescindibles para la seguridad, pero también para ejecutar exitosamente un encargo.

Bernd Hell, conductor de la pala cargadora, Flo y Klaus-Peter Wilhelms se comunican por radio. El piloto tiene que saber en todo momento dónde tiene que recoger la cal, y sus colegas necesitan las coordenadas precisas de dónde se encuentra el helicóptero. El objetivo es evitar tiempos de espera y desvíos innecesarios.

Durante la semana, los miembros del equipo de Hetralog se encuentran lejos de sus hogares. “Mi familia está acostumbrada”, dice Marc. Mañana regresará a la Región del Ruhr, donde vive con su mujer y sus dos hijos. Flo, por su parte, ve a su mujer e hijos solo los fines de semana cuando regresa a Düsseldorf. “Estamos bien organizados, si no sería muy difícil para nosotros”, dice. Marc: “Durante el trabajo no nos aburrimos, y por la noche nunca nos faltan los temas de conversación”. El encalado de bosques es un trabajo que debe hacerse en equipo. Este encargo tendrá a Flo y a Marc ocupados hasta el invierno. Hasta entonces tienen que haber pulverizado las 1 800 hectáreas de bosque para que la cal pueda surtir efecto antes del próximo ciclo de crecimiento de los árboles.


"En nuestro trabajo, la máquina está constantemente al límite de su capacidad."

Florian Kirschbaum, piloto



Fotografías: Bernhard Huber
Vídeo: Martin Schneider-Lau

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