Mundo submarino: Dieter Sobik y su Actros 1851

Airbrush

El mar en la carretera.

Camión con insignia propia: El Actros de Dieter Sobik exhibe un apasionante mundo submarino.


“Yo soy el único que lo conduce“, dice Dieter Sobik dando unas suaves palmadas al volante de su Actros 1851. Acto seguido coloca en el soporte la taza de café que sostiene en la mano derecha y sale de las instalaciones del centro logístico de Hamburgo. La mañana ya está avanzada y recién ahora ha podido descargar — la autopista A1 estaba, como de costumbre, muy congestionada y tuvo que hacer una pausa antes de llegar a Hamburgo. "Hice una parada en Bremen para pernoctar", dice este conductor de 56 años. "Es de todas maneras una de mis áreas de servicio favoritas para pasar la noche. La gente de allí ya me conoce”. Esta mañana temprano ha recorrido los últimos 120 kilómetros hasta Hamburgo.

Conocido por todos.

A Dieter lo conocen todos —por su carácter afable y por el enorme trabajo de aerografía con motivos marinos plasmado en el remolque y la cabina de su camión. Tiburones, peces de colores, sirenas y restos de un barco naufragado le confieren al vehículo un aspecto inconfundible. Quien conduce a menudo en la autopista o visita de vez en cuando un festival de camiones, tiene la oportunidad de admirar el camión en vivo.


Mundo submarino en camión y remolque: cada metro cuadrado depara una sorpresa.
Mundo submarino en camión y remolque: cada metro cuadrado depara una sorpresa.
Mundo submarino en camión y remolque: cada metro cuadrado depara una sorpresa.
Mundo submarino en camión y remolque: cada metro cuadrado depara una sorpresa.
Mundo submarino en camión y remolque: cada metro cuadrado depara una sorpresa.
Mundo submarino en camión y remolque: cada metro cuadrado depara una sorpresa.
Mundo submarino en camión y remolque: cada metro cuadrado depara una sorpresa.
Mundo submarino en camión y remolque: cada metro cuadrado depara una sorpresa.
Mundo submarino en camión y remolque: cada metro cuadrado depara una sorpresa.
Mundo submarino en camión y remolque: cada metro cuadrado depara una sorpresa.
Mundo submarino en camión y remolque: cada metro cuadrado depara una sorpresa.
Mundo submarino en camión y remolque: cada metro cuadrado depara una sorpresa.
Mundo submarino en camión y remolque: cada metro cuadrado depara una sorpresa.
Mundo submarino en camión y remolque: cada metro cuadrado depara una sorpresa.
Mundo submarino en camión y remolque: cada metro cuadrado depara una sorpresa.
Mundo submarino en camión y remolque: cada metro cuadrado depara una sorpresa.
Mundo submarino en camión y remolque: cada metro cuadrado depara una sorpresa.
Mundo submarino en camión y remolque: cada metro cuadrado depara una sorpresa.
Mundo submarino en camión y remolque: cada metro cuadrado depara una sorpresa.
Mundo submarino en camión y remolque: cada metro cuadrado depara una sorpresa.
Mundo submarino en camión y remolque: cada metro cuadrado depara una sorpresa.
Mundo submarino en camión y remolque: cada metro cuadrado depara una sorpresa.

Camión en miniatura.

“Hasta lo venden ya como modelo en miniatura”, dice Dieter mostrando uno de los que lleva siempre en cabina. Los modelos son ofrecidos por distintos fabricantes —incluso en versión a control remoto.

"Mi jefe quería un trabajo de pintura con aerógrafo que tuviera algo que ver con nuestra empresa", dice Dieter mientras gira hacia la carretera de acceso a la autopista. "El nombre de la empresa, Fischer-Trans, tiene algo que ver con peces”. Al aerografista le llevó tres semanas finalizar la pintura del mundo submarino. Esto fue en 2015. "He estado conduciendo este camión desde entonces —320 000 kilómetros”. ¿Las rutas? "Tráfico de larga distancia, de rampa a rampa, principalmente dentro de Alemania". ¿La carga? “Todo lo que se pueda transportar en palets". En Hamburgo ha descargado productos químicos para el transporte posterior por vía marítima a Egipto. Mañana Dieter viajará con una nueva carga a Renania del Norte-Westfalia, estado federado donde reside con su familia.


¿Fin de jornada en cabina? Para Dieter, ningún problema. Sin olvidar la actividad física —preferentemente en bicicleta.
¿Fin de jornada en cabina? Para Dieter, ningún problema. Sin olvidar la actividad física —preferentemente en bicicleta.
¿Fin de jornada en cabina? Para Dieter, ningún problema. Sin olvidar la actividad física —preferentemente en bicicleta.
¿Fin de jornada en cabina? Para Dieter, ningún problema. Sin olvidar la actividad física —preferentemente en bicicleta.
¿Fin de jornada en cabina? Para Dieter, ningún problema. Sin olvidar la actividad física —preferentemente en bicicleta.
¿Fin de jornada en cabina? Para Dieter, ningún problema. Sin olvidar la actividad física —preferentemente en bicicleta.
¿Fin de jornada en cabina? Para Dieter, ningún problema. Sin olvidar la actividad física —preferentemente en bicicleta.
¿Fin de jornada en cabina? Para Dieter, ningún problema. Sin olvidar la actividad física —preferentemente en bicicleta.
¿Fin de jornada en cabina? Para Dieter, ningún problema. Sin olvidar la actividad física —preferentemente en bicicleta.
¿Fin de jornada en cabina? Para Dieter, ningún problema. Sin olvidar la actividad física —preferentemente en bicicleta.

Casi todos los vehículos en este puerto son camiones. Dieter levanta el dedo índice del volante cada vez que sus colegas lo saludan desde los camiones que vienen en dirección contraria. "Mi vehículo llama la atención. Además, es posible que ya haya hablado con uno u otro de los colegas que están aquí en el puerto. A 50 kilómetros al norte de aquí tiene lugar regularmente una reunión de camioneros".

Al admirar la elaborada imagen del aerógrafo, cabe la pregunta de cuánto tiempo conservará Dieter el Actros. "Bueno, no estoy pensando en cambiarlo. No creo que quiera reemplazarlo por otro vehículo tan rápidamente", dice. Dieter acaba de encargar un armario para la cabina —y ni piensa en cambiar de profesión. "Llevo 38 años al volante de un camión. Antes, la carretera era para mí sinónimo de gran libertad. Hoy ansío llegar a casa lo más rápido posible". Allí le esperan —a más tardar los viernes— su mujer y sus hijos.

Bicicleta para compensar.

¿Y qué rutas prefiere Dieter Sobik después de 38 años en la profesión? "Me gusta conducir en el norte, cerca del mar. Allí siembre encuentro un buen lugar para aparcar y montar mi bicicleta". De hecho, en este momento Dieter está sacando su bicicleta del remolque. "Siempre aprovecho para recorrer la zona. Y la mejor manera de hacerlo es en bicicleta".

Se acercan dos colegas. Uno saluda, el otro levanta el pulgar. ¿Son conocidos de Dieter? Sonríe: "Nunca los había visto antes, pero probablemente conozcan mi camión. No es la primera vez que sucede”.


Fotografías: Nico Krauss

30 comentarios