S.E.E. Laurin y su bomba de hormigón sobre chasis Arocs

Economía y logística

Hasta lo más alto.

Con su mástil distribuidor de 60 m, la nueva bomba de hormigón de Gérard Laurin es única en Francia. Dispuesta sobre un chasis Arocs, estará en uso entre 15 y 18 años más.

Sobre los tejados de Marsella. En el segundo piso más alto de un nuevo edificio comercial, los trabajadores esparcen una capa de hormigón.


En las proximidades de las torres CMA-CGM, frente al puerto marsellés de La Joliette, los trabajos de construcción están a pleno rendimiento. Las enormes obras se funden entre sí. En el centro de ellas, un Arocs 4751 de cinco ejes con una enorme bomba de hormigón. Su quinto eje es articulado, por lo que este vehículo de 13,4 m no pierde su maniobrabilidad ni en los espacios más estrechos. Pero, antes de poner en marcha la bomba, las patas de apoyo deben desplegarse con sus cilindros hidráulicos. Visto desde arriba, paren las patas de una araña. Y si se quiere seguir con la mirada desde la base del mástil de 60 m, hay que echar la cabeza mucho hacia atrás...


«Hoy por hoy, mi bomba de hormigón es única en Francia. Aunque la competencia reaccionará: la necesidad del cliente la creamos nosotros».

Gérard Laurin, propietario de S.E.E. Laurin


Gérard Laurin, el orgulloso propietario de esta bomba de hormigón, con su control inalámbrico en mano, situado en el segundo piso más alto del nuevo edificio en obras. Hoy toca hormigonar el suelo. 20 m bajo el jefe de S.E.E. Laurin, el Arocs espera a que se acople la próxima hormigonera desde la parte posterior, al embudo de su bomba. Gérard Laurin la pone en marcha y observa a los trabajadores que orientan la manguera del extremo hacia la rejilla metálica en el punto que se va a hormigonar. «En cuanto terminen de trabajar, tengo que parar la bomba de inmediato», afirma.

Como nos explica Gérard Laurin, una bomba de hormigón es mucho más que un camión, es una máquina de trabajo libre del impuesto sobre automóviles. A pesar de su mástil de distribución de 60 m de longitud, el vehículo preparado para la marcha tan solo cuenta con 4 m de altura. El caudal teórico es de 180 m³ por hora y la presión de alimentación máxima del extremo de la manguera es de 83 bar. «Hoy por hoy, mi bomba de hormigón es única en Francia. Aunque la competencia reaccionará: la necesidad del cliente la creamos nosotros», opina Gérard Laurin.


El 22% del hormigón esparcido en Francia proviene de una bomba de hormigón. En países como Suiza, Italia o Países Bajos, esta proporción es del 70%.


El jefe de la empresa con sede en Vitrolles posee, además de dos docenas de bombas de hormigón, su propia hormigonera. Así que sabe lo que se dice. En el año 2000 fue el primero de la región en hacerse con una bomba con un mástil de 42 m de longitud. Pronto le siguió una longitud de mástil de 52 m. En China ya tienen que usar bombas con mástiles de distribución de más de 100 m de longitud.

Todavía no hemos llegado hasta ahí en Francia. Las empresas constructoras siempre prefieren trabajar con grúas y silos de hormigón. «Para eso es mejor usar una bomba que hormigonar manualmente», explica Gérard Laurin sacudiendo la cabeza atónito. «Aquí, en el Sur de Francia, somos unos privilegiados, porque podemos bombear el 26% del hormigón producido; en el resto del país es un 22%». Es una miseria en comparación con otros países europeos como Suiza, Italia y Países Bajos, en los que en el 70% de los casos se hormigona con bombas. «Incluso en Marruecos se utilizan bombas de hormigón con más frecuencia que aquí».

La proporción ligeramente más elevada del Sur de Francia se debe a que los fabricantes de hormigón de allí también ofrecen bombas, además del hormigón y su transporte. Para la construcción de piscinas, las empresas también prefieren apostar por bombas de hormigón. «También actuamos en el ámbito de la construcción de caminos, canales y puertos, construyendo, por ejemplo, puentes o moldes para la construcción naval en dique seco», prosigue Gérard Laurin.



La nueva bomba de hormigón es la primera que S.E.E. Laurin encarga al fabricante italiano CIFA. Costes de inversión: un millón de euros. Para ahorrar peso, los últimos tres brazos del mástil de distribución están fabricados en fibra de carbono, una estructura que, en realidad, resulta un 30% más cara que la versión de acero, pero que tiene la ventaja de que no se oxida y es ligera y más resistente.

No obstante, la bomba requerirá un cuidado continuo que, como todos los trabajos de mantenimiento, se procurará en el taller de la empresa en su sede de Vitrolles. Las piezas de desgaste, juntas, filtros y aceite hidráulico deben reemplazarse con regularidad, ya que la finas partículas de hormigón, que inevitablemente acaban penetrando en el circuito hidráulico, conllevan un elevado desgaste material. «Debemos ser precavidos: si surgen problemas con los tubos en la obra y el hormigón se encuentra en el mástil, mal asunto», afirma Gérard Laurin. Por eso deben limpiarse in situ todos los tubos después de su uso, para impedir que el hormigón endurezca en su interior.


Dimensiones compactas. Estando lista para la marcha, la bomba de hormigón de S.E.E. Laurin no llega a cuatro metros de altura. El empresario se ha decidido por el Arocs especialmente por su robustez y su confort.


Gracias a estos trabajos de mantenimiento preventivos, Gérard Laurin puede utilizar sus vehículos por un periodo de 15 a 18 años. Lleva casi 30 años haciendo este trabajo y, entre tanto, ha acumulado amplios conocimientos mecánicos e hidráulicos, así que él mismo puede llevar a cabo un gran número de los trabajos de mantenimiento. «Lo que hago, lo hago con pasión. Así que no me molesta», afirma.

Los conductores de sus bombas de hormigón también deben compartir este entusiasmo, ya que cargan con una gran responsabilidad. Deciden in situ si los requisitos de uso de su máquina se cumplen desde el punto de vista de la seguridad técnica. Si no es el caso, pueden oponerse a realizar el trabajo. Las obras suelen estar lejos de la sede de la empresa, en los departamentos de Bocas del Ródano, Gard y Vaucluse. Con una media de 50 000 km al año, las bombas de hormigón alcanzan un kilometraje sorprendentemente alto.

Y en esta nueva máquina de 44,7 toneladas sobre chasis Arocs no será diferente. Para Gérard Laurin, el confort de la cabina del conductor fue un argumento de peso en su reciente decisión en pos de un vehículo de Mercedes-Benz.


Contacto.

Gérard Laurin, S.E.E. Laurin.
Tel.: +33 (0)4 42 34 41 76
E-mail: laurin.see@orange.fr

Daniel Krupka, Mercedes-Benz France.
Tel.:  +33 (0)1 30 05 85 84
E-mail: daniel.krupka@daimler.com


Fotos: Hans Müller

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