Un millón de motores rugiendo en los camiones de todo el mundo

Producción

Daimler Trucks logra un hito histórico con la fabricación del motor ‘un millón’

Fabricar el corazón de un camión no es un trabajo sencillo: debe ser robusto y fiable para cumplir con su cometido diario sin desfallecer en ningún momento. Es lo que hacen con éxito las plantas de Daimler Trucks, que acaban de celebrar el nacimiento del motor ‘un millón’ para vehículos pesados.

Fue en el año 1896 cuando a Gottlieb Daimler se le ocurrió la ingeniosa idea de incorporar por primera vez un motor de combustión a un carruaje: el primer camión de la historia, equipado con un hoy minúsculo bloque de dos cilindros, 1,06 litros y apenas 4 CV, acababa de nacer.

Hoy, 122 años después, el motor continúa siendo el corazón de cualquier vehículo de transporte de mercancías. Lógicamente, hablamos de mecánicas que nada tienen que ver con aquella. Bloques robustos, fiables y potentes capaces de recorrer cientos de miles de kilómetros sin perder una sola de sus cualidades.

Como el motor de seis cilindros en línea que ruge con fuerza en bestias como el Mercedes-Benz Actros, el Freightliner Cascadia o el Fuso Super Great, construido actualmente en las plantas de Mannheim de Mercedes-Benz (Alemania) y Daimler Trucks North America (DTNA) a través de su filial Detroit Diesel Corporation. Dos fábricas que acaban de lograr un hito histórico: producir un millón de motores para sus vehículos pesados. El equipo de la planta germana contempló orgulloso cómo el motor de seis cilindros en línea ‘un millón’ salía de la línea de producción.

El éxito de los motores pesados de Daimler Trucks

Este bloque es un auténtico prodigio. No sólo se caracteriza por ofrecer las máximas prestaciones y eficiencia con el mínimo de emisiones, sino que ofrece diferentes cilindradas (entre 10,7 y 15,6 litros) y potencias (de 240 a 480 kW -326 a 652 CV).

Todos los grupos propulsores para vehículos pesados se benefician de las continuas mejoras y tecnologías que se han ido desarrollando en los últimos años. Entre ellas se encuentran los aceites de baja fricción, las transmisiones más avanzadas y los asistentes de conducción como el control de crucero predictivo Predictive Powertrain Control (PPC).

Detroit Diesel Corporation comenzó la producción en serie de este bloque en 2007, mientras que Mannheim lo hizo tres años después en estrecha cooperación con sus colegas norteamericanos. En esta última planta, el motor pasa por todas las etapas de producción, desde la fundición y el mecanizado hasta el ensamblaje, un proceso que comprende sólo seis días.

Alrededor del 50% del valor añadido de un camión depende directamente de su grupo propulsor, de ahí la importancia de que estos vehículos equipen mecánicas sólidas como esta seis cilindros de Daimler que, una vez superado el millón de unidades producidas, ya ha dado el pistoletazo de salida en la carrera hacia los dos millones. Un hito histórico conjunto que subraya el éxito de la estrategia estandarizada de grupos propulsores de Daimler Trucks.

La segunda generación del motor del Actros 1845: una joya de la ingeniería

Con la nueva generación del motor de hasta 460 Kw (625 CV) que monta el Actros, los ingenieros de Mercedes-Benz han dado un triple salto en materia de eficiencia: una reducción media del consumo del 6%, a la que podemos sumar un 0,5% adicional gracias al nuevo eje trasero con suministro de aceite variable. Las mejoras aerodinámicas y el cambio optimizado de 12 velocidades hacen el resto.

El nuevo motor ofrecer mayores reservas en las subidas y permite trabajar con marchas más largas en cualquier situación. Fue presentado en 2015 y las pruebas que se han sometido desde entonces a esta bestia tan atlética son concluyentes. Si en la prueba oficial entre Stuttgart y Hamburgo la reducción en el consumo, con relación con la primera generación, fue del 6%, en la reciente prueba efectuada con periodistas internacionales en el Algarve portugués el consumo se redujo un 8,3% de media.

¿En qué se materializa esta innovadora estrategia? En un ahorro al año de 2.200 litros de combustible, si hacemos los cálculos a partir de un recorrido de 120.000 kilómetros al año y con una media de 28,5 litros a los 100 kilómetros, a máxima carga. ¡Son 2.200 litros! Es dinero. Pero también un alivio para el planeta: seis toneladas de CO2 menos a la atmósfera.

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