Opitz International: Plantando árboles con un Actros 3346

Reportaje

El transportador de árboles.

Trasplantar en lugar de talar. Con el «Optimal 2500», Thomas Fröhling planta árboles por toda Europa. Su herramienta básica: un Actros con tracción a las cuatro ruedas.

Pasión por las plantas y por los camiones: el maestro jardinero Thomas Fröhling.


Normalmente, los agujeros en un campo de golf tienen casi 11 centímetros de diámetro por 10 centímetros de profundidad. A no ser que Thomas Fröhling tenga un encargo allí: la carrocería de su Actros 3346 produce agujeros con más de 2,50 metros de diámetro y 1,60 metros de profundidad. No solo para pelotas de golf, sino también para árboles.

Trasplantando seis árboles.

El prado todavía está húmedo por el rocío. El sol aún no ha hecho acto de presencia sobre las copas de los árboles del Parque Natural de Schönbuch, cerca de Stuttgart.

Thomas conduce con precaución la máquina plantadora sobre el cuidado césped. Jardinero paisajista de formación, es un integrante del equipo de Opitz International. Llegó el día antes a bordo de su camión de tres ejes de color naranja procedente de la localidad francona de Heideck. Ahora se detiene junto a un punto marcado en blanco. Ahí estará el agujero número uno.

Hoy hay que trasplantar seis árboles en total. Con esta iniciativa de trasplante de árboles, Opitz solventa dos tareas al mismo tiempo: después de 25 años, algunos tilos y arces están demasiado aglomerados entre sí. En otro lugar es necesario apantallar mejor el campo de golf respecto a la autopista. ¿Por qué talar los árboles si se pueden aprovechar a solo unos cientos de metros?


Donde antes había un árbol, se fija la excavación para el árbol siguiente.
Donde antes había un árbol, se fija la excavación para el árbol siguiente.

Condiciones ideales.

Thomas maniobra con el camión marcha atrás junto a uno de los tilos y conecta la toma de fuerza del Actros. Maneja a ojos cerrados las 15 palancas de la carrocería. Las cinco palas son accionadas por cilindros hidráulicos con una presión de servicio de 180 bares. Extiende la pluma de la máquina y abre el armazón circular donde están montadas las palas.

A continuación, posiciona la construcción de forma que la raíz del árbol se encuentre exactamente en su centro. Tras un vistazo de control, las palas van cavando sucesivamente en el suelo arcilloso: se desprenden de la tierra 3,5 metros cúbicos de cepellones. Se oye el aparato rechinar ligeramente conforme va cortando algunas de las raíces. «Eso es totalmente normal», afirma con tono tranquilizador Herbert Porlein, el director de obra de la iniciativa de trasplante de árboles. «Las raíces grandes son las principales responsables de la estabilidad en el suelo, pero las pequeñas raíces finas son decisivas: le suministran al árbol agua y nutrientes».



La mejor época del año para trasplantar es el otoño, cuando los árboles interrumpen su crecimiento. «Hoy tenemos las condiciones perfectas», afirma Thomas. Ni demasiado seco, ni demasiado húmedo. En invierno habría sido una pesadilla para el jardinero del campo: basta ver las rodadas en la hierba todavía húmeda para imaginarse el desastre que se habría producido aquí con el suelo ablandado. Incluso ahora, Thomas debe conectar la tracción a las cuatro ruedas para maniobrar.

Éxito con una carrocería de desarrollo propio.

Además del Actros 3346 6x6, en Opitz se utilizan otros seis camiones de Mercedes-Benz. La carrocería «Optimal 2500» es un desarrollo propio patentado por el fundador de la empresa, Dieter Opitz. El añadido «International» que lleva la empresa en su denominación está más que justificado ya que, como líder del mercado europeo de plantaciones de árboles, sus empleados recorren desde Escandinavia hasta el Mediterráneo para llegar a cualquier lugar donde un árbol deba cambiar de ubicación. Los 20 empleados de Opitz trasplantan al año entre 2.500 y 5.000 árboles.



Por eso Opitz busca especialistas cualificados como Thomas, que se incorporó al equipo hace más de cuatro años. Paralelamente a su trabajo, cursó estudios de maestro jardinero. «Lo mejor de mi trabajo es que me permite combinar mis pasiones. Me encanta conducir el camión, disfruto mucho manejando máquinas y puedo ejercer incluso el oficio que he aprendido», afirma este todoterreno mientras coge el cortasetos para retocar aún algunas ramas. A continuación, el Optimal 2500 sube al camión el árbol y los cepellones que, en conjunto, pesan unas siete toneladas.

Recuperación en la nueva ubicación.

Una vez que finaliza la deposición en la nueva ubicación, comienza el tratamiento a posteriori. El encargado de cuidar los árboles, Jörg Stahlheber, recorta limpiamente los extremos de las raíces. «Ahora tenemos que poner en marcha lo más rápido posible el crecimiento de las raíces finas», explica, mientras sus colegas distribuyen en torno a los cepellones sustrato de hongos, humus granulado y fertilizantes para estimular el crecimiento.


Thomas Fröhling y el director de obra, Herbert Porlein (der.), no podrían imaginarse tener otro trabajo.
Thomas Fröhling y el director de obra, Herbert Porlein (der.), no podrían imaginarse tener otro trabajo.

El anclaje con postes y cables también es decisivo. Hasta que el árbol recupera la estabilidad con sus propias raíces es necesario sustentarlo, en un proceso que dura unos dos años. Y eso se consigue casi siempre. «Nuestro éxito en cuanto a crecimiento es casi del 100 %. Si los árboles se tratan como es debido, crecen», subraya Herbert Porlein.

Thomas estaciona el Actros sobre el césped, que parece casi una alfombra. Entre tanto, el sol otoñal ya desprende un agradable calor mientras el equipo hace la pausa del almuerzo. Más tarde, Thomas se pone de nuevo en marcha para transportar la tierra fresca excavada hasta el orificio en el suelo y recoger el siguiente árbol.



Fotos: Jan Potente
Vídeo: PRH Kommunikation/Moritz Heitmann

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