4-Xtremes – Parte 9: Aventuras de las Lofoten hasta Storebælt

Serie: 4-Xtremes – The World Tour

A galope por Escandinavia.

Tormentas, temporada de caza, carreteras de escoria de hierro: En su etapa del norte de Noruega al sur de Suecia, los Kammermann tuvieron varias sorpresas.

Paisaje salvaje, tiempo salvaje: en las Lofoten, la lluvia y las tormentas dieron poca tregua a los Kammermann para hacer fotos y otras actividades.


Desde las Lofoten hacia el norte de Noruega y hasta el extremo sur de Suecia hay una línea aérea de más de 1400 kilómetros. En un mapa convencional, eso se puede trazar hacia abajo como una línea casi vertical. Cubriendo la distancia por carretera, se hace necesario tomar «desvíos». Conclusión: las pasadas semanas hicimos muchos kilómetros.

Teníamos muchas ganas de ir a las Lofoten desde hacía tiempo. Pero, como suele pasar cuando se tienen grandes expectativas, te acabas decepcionando. Tuvimos que aguantar varios días de tormenta. Los puentes estaban cerrados, y aparcamos en un pequeño puerto, contra el viento que barría las islas a 120 kilómetros por hora. Avanzábamos lentamente y no perdíamos de vista las aplicaciones de información meteorológica para voler a encontrar un lugar con relativo poco viento a tiempo.


Paisaje salvaje, multitud de campistas.

El paisaje de las Lofoten es muy salvaje, montañas escarpadas que caen abruptamente al agua. Eso deja poco margen para la gran multitud de campistas, por lo que las pocas plazas de aparcamiento siempre están repartidas entre varios vehículos. La región es extremadamente turística y está regulada de forma acorde. El espacio y la ausencia de personas que había aquí arriba nos ha faltado en las islas.

Por ello, tras unos días volvimos a poner rumbo a tierra firme. Tras tres horas de ferri, llegamos a la cuidad de Bodø y continuamos conduciendo a lo largo de la costa. El tiempo en tierra firme era notablemente más cálido que en las Lofoten. Y, aunque aquí también había muchos campistas, se distribuían mucho mejor. Sin olvidar quehay mucho que ver, ya que el camino pasa por muchos fiordos y glaciares.



Como «prisioneros» por el círculo polar.

En esta ruta hay que cubrir varios tramos cortos de ferri. Y así fue cómo cruzamos el círculo polar sobre el agua de camino al sur. La verdad es que aquí hay un bonito monumento sobre una roca, pero estábamos «atrapados» en la cabina de nuestro Axor en la proa del ferry. Estaba tan lleno de gente que, lamentablemente no pudimos salir del coche y solo nos enteramos del momento de cruzar el círculo polar a través de la megafonía.

Aprovechamos las fases sin lluvia para pasear y explorar el paisaje otoñal. Pero, no podía hacerse sin precaución, como la temporada de caza había empezado, unos cazadores nos recomendaron que le pusiéramos un chaleco reflectante a Aimée para que no la dispararan por accidente. Parece que ese tipo de accidentes se dan con más frecuencia de la que uno se imagina.


Contraste fascinante: casas coloridas en Trondheim, casas en ruinas en el «pueblo fantasma» de Långvinds bruk.
Contraste fascinante: casas coloridas en Trondheim, casas en ruinas en el «pueblo fantasma» de Långvinds bruk.
Contraste fascinante: casas coloridas en Trondheim, casas en ruinas en el «pueblo fantasma» de Långvinds bruk.
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Contraste fascinante: casas coloridas en Trondheim, casas en ruinas en el «pueblo fantasma» de Långvinds bruk.
Contraste fascinante: casas coloridas en Trondheim, casas en ruinas en el «pueblo fantasma» de Långvinds bruk.
Contraste fascinante: casas coloridas en Trondheim, casas en ruinas en el «pueblo fantasma» de Långvinds bruk.

Limpieza de primavera en otoño.

Trondheim está a unos 700 kilómetros de Bodø: nuestra primera ciudad desde que visitamos Helsinki hace varias semanas. A pesar de la lluvia, nos encantó esta ciudad de casi 1000 años de antigüedad, con sus coloridas casas. Desde aquí nos dirigimos al este, cruzando unas horas después la frontera de Suecia y llegando por fin a la costa sueca del Mar Báltico.

Allí nos encontramos un lugar tranquilo para hacer trabajos de mantenimiento y para, por primera vez en mucho tiempo, hacer una especie de limpieza de primavera con las puertas y ventanas abiertas. Hace tiempo que nos acostumbramos a nuestra pequeña vivienda de diez metros cuadrados. Pero, cuando el mal clima se prolonga mucho tiempo, es difícil mantenerla limpia. No se puede evitar traer suciedad en los zapatos. Incluso es difícil tener la ropa limpia. Tenemos una lavadora. Pero, cuando se cuelga la colada en el módulo de vivienda, se vuelve claustrofóbico.


Aparcar en el castillo, y en la playa: tras una visita a Estocolmo y un trayecto por la costa del Mar Báltico, los Kammermann acabaron su aventura por el norte de Europa en el extremo sur de Suecia.
Aparcar en el castillo, y en la playa: tras una visita a Estocolmo y un trayecto por la costa del Mar Báltico, los Kammermann acabaron su aventura por el norte de Europa en el extremo sur de Suecia.
Aparcar en el castillo, y en la playa: tras una visita a Estocolmo y un trayecto por la costa del Mar Báltico, los Kammermann acabaron su aventura por el norte de Europa en el extremo sur de Suecia.
Aparcar en el castillo, y en la playa: tras una visita a Estocolmo y un trayecto por la costa del Mar Báltico, los Kammermann acabaron su aventura por el norte de Europa en el extremo sur de Suecia.
Aparcar en el castillo, y en la playa: tras una visita a Estocolmo y un trayecto por la costa del Mar Báltico, los Kammermann acabaron su aventura por el norte de Europa en el extremo sur de Suecia.
Aparcar en el castillo, y en la playa: tras una visita a Estocolmo y un trayecto por la costa del Mar Báltico, los Kammermann acabaron su aventura por el norte de Europa en el extremo sur de Suecia.
Aparcar en el castillo, y en la playa: tras una visita a Estocolmo y un trayecto por la costa del Mar Báltico, los Kammermann acabaron su aventura por el norte de Europa en el extremo sur de Suecia.
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Aparcar en el castillo, y en la playa: tras una visita a Estocolmo y un trayecto por la costa del Mar Báltico, los Kammermann acabaron su aventura por el norte de Europa en el extremo sur de Suecia.
Aparcar en el castillo, y en la playa: tras una visita a Estocolmo y un trayecto por la costa del Mar Báltico, los Kammermann acabaron su aventura por el norte de Europa en el extremo sur de Suecia.
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Aparcar en el castillo, y en la playa: tras una visita a Estocolmo y un trayecto por la costa del Mar Báltico, los Kammermann acabaron su aventura por el norte de Europa en el extremo sur de Suecia.
Aparcar en el castillo, y en la playa: tras una visita a Estocolmo y un trayecto por la costa del Mar Báltico, los Kammermann acabaron su aventura por el norte de Europa en el extremo sur de Suecia.
Aparcar en el castillo, y en la playa: tras una visita a Estocolmo y un trayecto por la costa del Mar Báltico, los Kammermann acabaron su aventura por el norte de Europa en el extremo sur de Suecia.
Aparcar en el castillo, y en la playa: tras una visita a Estocolmo y un trayecto por la costa del Mar Báltico, los Kammermann acabaron su aventura por el norte de Europa en el extremo sur de Suecia.

Desde el «lugar perdido» hasta Estocolmo.

Quizás sepáis que nos encantan los «lugares perdidos». Por ello, el «pueblo fantasma» de Långvinds bruk, cerca del Mar Báltico, nos soprendió de forma agradable. Data del siglo XVI y todavía tiene unos 20 habitantes. Pero, sobre todo, se compone de ruinas de una antigua fundición que funcionaba con energía hidráulica. Aquí se fundía y se forjaba hierro. La escoria de hierro, prácticamente piedra verde azulada, se utilizaba para la construcción de otros edificios y caminos. Pasear por las ruinas con sol y ambiente otoñal fue sencillamente fantástico.

Próxima parada: ¡Estocolmo! Aquí aparcamos nuestro Axor justo delante del castillo donde suelen esperar los autocares. La red viaria de la capital de Suecia es impresionante. Dado que el casco antiguo está dividido en varias islas, las rutas viales de cuatro carriles conducen a través de túneles y puentes. De esta forma, circular por la gran ciudad es un juego de niños.


Despedida del norte de Europa.

De camino al extremo sur de Suecia, visitamos el castillo real de Tullgarn, paseamos por parques nacionales en la costa y visitamos pueblos que parecían sacados de cuentos. Aquí en el sur, van desapareciendo las casas de madera roja comúnmente asociadas con Suecia y hay más casas con entramados de madera, conocidas en Alemania como casas de paredes entramadas.

Y, con ello, nuestra aventura por el norte de Europa está a punto de acabar. Cuando leáis esto, habremos cruzado el puente de Storebælt, también habremos dejado Dinamarca atrás y estaremos, siempre que todo salga según lo planificado, de camino a Groenlandia. ¡Más información al respecto próximamente aquí, en RoadStars!


4-Xtremes – The World Tour.

Un viaje sin igual.

Andrea y Mike Kammermann llevan tres años viajando con su Axor. «4-Xtremes: The World Tour» es el lema del viaje que los dos suizos emprendieron a mediados de 2020 - ¡y que compartirán con la comunidad de RoadStars! Manteneos al día y no os perdáis ninguno de los impresionantes destinos a los que se dirige la pareja de aventureros.

Podéis encontrar las etapas actuales de la serie «4-Xtremes – The World Tour» aquí.

Podéis encontrar el curso del viaje antes de emprender la travesía hacia Sudamérica aquí.


Fotos: 4-Xtremes

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