La nueva ruta de la seda: inicio en Pekín

Serie: diario de viaje

Un largo camino a casa.

Los documentos están ahí: go west again!

El primer día salimos de la región de Pekín hacia la región autónoma de Mongolia Interior a través de la provincia de Hebei.
El primer día salimos de la región de Pekín hacia la región autónoma de Mongolia Interior a través de la provincia de Hebei.
El primer día salimos de la región de Pekín hacia la región autónoma de Mongolia Interior a través de la provincia de Hebei.
El primer día salimos de la región de Pekín hacia la región autónoma de Mongolia Interior a través de la provincia de Hebei.
El primer día salimos de la región de Pekín hacia la región autónoma de Mongolia Interior a través de la provincia de Hebei.
El primer día salimos de la región de Pekín hacia la región autónoma de Mongolia Interior a través de la provincia de Hebei.

Desde anteayer, los preparativos van por fin a buen ritmo: después de cuatro semanas de incertidumbre, los organismos oficiales chinos han expedido los documentos necesarios dos días antes de la salida planificada. De modo que, por fin, podemos emprender el largo camino a casa. Nuestro equipo se compone de desarrolladores de Mercedes-Benz Trucks y un grupo de conductores chinos que nos apoya hasta la frontera. Los camiones, una tractora con OM 473 y dos con OM 471, cumplen las nuevas normativas de emisiones China 5. Se han puesto a prueba en China durante un año, en una prueba de larga duración, para asegurar la calidad y la fiabilidad.



La primera etapa.

Salimos de Pekín con nuestros tres vehículos ya por la noche; el centro de la ciudad está cerrado para los camiones durante el día. Última parada antes del gran viaje: Zhangjiakou. Allí estaba nuestra base para los trayectos de prueba y allí se realizan las últimas comprobaciones.

Luego, llega el gran momento: ¡nos vamos! Conducimos en dirección oeste a través de los viñedos de la provincia de Hebei, atravesando praderas verdes y campos de girasoles amarillos. Nuestro objetivo es Mongolia Interior, una región autónoma de la República Popular China. Llegamos al área de descanso de la autopista cerca de la capital, Hohhot. El nombre de la ciudad procede del mongol y significa «Ciudad azul».

Hoy hemos recorrido ya 511 kilómetros. Para cenar, el «plato nacional» de los camioneros chinos: los fideos instantáneos. 


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El área de descanso en el desierto.

Después de desayunar, seguimos nuestro camino a través de Mongolia Interior. En algún punto, después de dejar muy atrás las ciudades de Baotou y Bayannur, llegamos a la autopista G7, que se extiende por el desierto a lo largo de la frontera mongola durante 1500 kilómetros. La autopista está casi vacía: los camioneros locales se ahorran el dinero del peaje y se desplazan en fila por la antigua carretera nacional, que va en paralelo a la autopista.


La mayoría de las áreas de descanso de la autopista no están abiertas todavía. Los camioneros paran en una zona sin pavimentar de la carretera nacional para pasar la noche.
La mayoría de las áreas de descanso de la autopista no están abiertas todavía. Los camioneros paran en una zona sin pavimentar de la carretera nacional para pasar la noche.
En el área de descanso se apiñan tiendas, talleres y restaurantes.
En el área de descanso se apiñan tiendas, talleres y restaurantes.

Los papeles, por favor.

Después de horas en la autopista, necesitamos un cambio, así que llevamos los Actros a la carretera nacional. Sin embargo, la «excursión» se acaba rápido. En la salida nos para la policía: los extranjeros solo pueden recorrer la región fronteriza con una autorización especial.

Así que volvemos a la autopista. Después de una hora llegamos al siguiente puesto de comprobación. Sin embargo, allí nos espera algo más que la orden de continuar por la autopista: «¡Todos abajo!» Los policías nos escoltan a una oficina. Los agentes nos miran con cara seria, con los subfusiles colgando, comprueban nuestros papeles, y rápidamente encuentran un visado caducado de un viaje anterior. El nerviosismo aumenta en la sala, se encienden las cámaras. Nosotros lo tenemos claro: hay que estar muy tranquilos y sonreír todo el tiempo. Finalmente encuentran el visado válido en el pasaporte. Toda la sala se relaja y, después de 20 minutos, los policías están contentos con todos. Hasta se ríen. Podemos seguir. 

Todos respiramos y volvemos a la autopista, que está bastante vacía. Es tan nueva que ni siquiera están abiertas la mayoría de las áreas de servicio No tenemos posibilidad de comprar comida ni repostar diésel.


Siempre atravesando el desierto: en muchos lugares, el viento lleva la arena a la carretera.
Siempre atravesando el desierto: en muchos lugares, el viento lleva la arena a la carretera.

Dormir detrás de la barra.

Para llegar a un área de servicio, hay que volver a la vieja carretera nacional. Una estrecha franja de carretera en el vasto paisaje, sin líneas de separación y completamente cubierta de arena en algunos tramos. La superficie del área de descanso es un terreno sin pavimentar de 1,5 kilómetros. En un lateral se apiñan una serie de pequeñas tiendas, talleres y restaurantes. Paramos en la gasolinera. El empleado recoge los billetes y da las vueltas, con un colchón detrás de la caja: su «cama». 

Para cenar, el restaurante tiene pollo al estilo chino: un pollo entero desplumado, troceado y frito.

Por cierto: nunca habíamos visto la Vía Láctea tan nítidamente. La oscuridad del desierto permite ver todo con mucha claridad. Nuestras tres estrellas descansan durante un par de horas. Mañana toca seguir.


Fotos y vídeo: Eberhard Joos
Montaje: Alexander Tempel

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