Jörg Fuller transporta puertas de cristal, una aventura constante para él

Encuentros RoadStars

«No dejar que te vuelva loco».

Jörg Fuller es conductor de camiones desde hace más de 25 años y le sigue gustando sentarse al volante. ¿Cómo es posible, teniendo en cuenta la alta presión de las entregas y el denso tráfico? ¡El conductor de la región de Münster nos lo cuenta!

Con gusto por el trabajo: Jörg es conductor desde hace unos 25 años, y no se imagina haciendo otra cosa.


«Llevo 25 años conduciendo camiones y para mí sigue siendo una aventura».

– Jörg Fuller 


Un espejo verde retroiluminado adornado con una estrella Mercedes, dos cabezas de perro y un distintivo «Actros»: la decoración de la pared posterior de la cabina de Jörg Fuller es de todo menos convencional. «En la empresa podemos grabar imágenes con láser, así que dejé volar mi imaginación», dice el hombre de 50 años con una sonrisa.

Con espejo o transparente, con o sin grabado: el cristal es un material muy importante para la empresa Flexo Raumsysteme, de la región de Münster, pues con él fabrican fundamentalmente las puertas correderas. Además de esto, la empresa de más de 40 trabajadores produce también paneles separadores de vidrio para el jardín. Otro de sus puntos fuertes es los sistemas de estantes diseñados de forma personalizada para el cliente y fabricados en madera, muchos de ellos con una puerta corredera de vidrio en la parte frontal. Los productos se venden en grandes superficies de materiales para la construcción y también a través de un distribuidor especializado en mobiliario de dormitorio.


El Actros ha convencido al jefe.

Para los repartos cuentan con una pequeña flota formada por cinco camiones pesados y dos de doce toneladas. «La mayoría de clientes se encuentra en Alemania, pero de vez en cuando también hago entregas en Suiza, Austria o Luxemburgo», cuenta Jörg, que ha convencido a su jefe de incorporar al parque móvil un total de tres Actros. Por lo general, el conductor está de viaje desde el lunes temprano hasta el jueves por la tarde. Duerme en el camión, hace entregas para una media de entre 20 y 30 clientes y recorre unos 2000 kilómetros.

Se trata de una tarea estresante, porque los plazos de entrega de los clientes suelen ser estrictos y los tiempos de espera en los muelles de carga a veces son muy largos. A pesar de ello, Jörg se lo pasa bien haciéndolo, y no solo porque su anterior trabajo en el transporte de mercancía general le pareciera aún más exigente: «Llevo 25 años conduciendo camiones y para mí sigue siendo una aventura. Ves muchas cosas y te relacionas con mucha gente... Es verdad que no conozco otra cosa, pero tampoco quiero dedicarme a nada más».


Cristal como mercancía y un perro como decoración: cada semana, Jörg hace entregas para una media de entre 20 y 30 clientes, y conduce en una cabina que se ha ganado a pulso la denominación de «salón».
Cristal como mercancía y un perro como decoración: cada semana, Jörg hace entregas para una media de entre 20 y 30 clientes, y conduce en una cabina que se ha ganado a pulso la denominación de «salón».
Cristal como mercancía y un perro como decoración: cada semana, Jörg hace entregas para una media de entre 20 y 30 clientes, y conduce en una cabina que se ha ganado a pulso la denominación de «salón».
Cristal como mercancía y un perro como decoración: cada semana, Jörg hace entregas para una media de entre 20 y 30 clientes, y conduce en una cabina que se ha ganado a pulso la denominación de «salón».
Cristal como mercancía y un perro como decoración: cada semana, Jörg hace entregas para una media de entre 20 y 30 clientes, y conduce en una cabina que se ha ganado a pulso la denominación de «salón».
Cristal como mercancía y un perro como decoración: cada semana, Jörg hace entregas para una media de entre 20 y 30 clientes, y conduce en una cabina que se ha ganado a pulso la denominación de «salón».
Cristal como mercancía y un perro como decoración: cada semana, Jörg hace entregas para una media de entre 20 y 30 clientes, y conduce en una cabina que se ha ganado a pulso la denominación de «salón».
Cristal como mercancía y un perro como decoración: cada semana, Jörg hace entregas para una media de entre 20 y 30 clientes, y conduce en una cabina que se ha ganado a pulso la denominación de «salón».
Cristal como mercancía y un perro como decoración: cada semana, Jörg hace entregas para una media de entre 20 y 30 clientes, y conduce en una cabina que se ha ganado a pulso la denominación de «salón».
Cristal como mercancía y un perro como decoración: cada semana, Jörg hace entregas para una media de entre 20 y 30 clientes, y conduce en una cabina que se ha ganado a pulso la denominación de «salón».
Cristal como mercancía y un perro como decoración: cada semana, Jörg hace entregas para una media de entre 20 y 30 clientes, y conduce en una cabina que se ha ganado a pulso la denominación de «salón».
Cristal como mercancía y un perro como decoración: cada semana, Jörg hace entregas para una media de entre 20 y 30 clientes, y conduce en una cabina que se ha ganado a pulso la denominación de «salón».

«No dejar que te vuelva loco».

¿Cómo es posible seguir de buen humor después de tanto tiempo y a pesar de que el tráfico cada vez es más denso? «No puedes dejar que te vuelva loco, y también hay que ser un poco transigente», dice Jörg con determinación. «Incluso cuando otro camión se pone delante dejando muy poca distancia de separación, no debes insistir en tu derecho». ¿Ganas de aventura? ¡Sí! ¿Temeridad? ¡No!

No obstante, hay otra cosa de la que el padre de un hijo ya adulto está todavía más convencido: «Todo tiene que estar bien en casa». Aunque eso es algo que uno no siempre puede decidir: «Se empieza mucho más tranquilo cuando no te llevas problemas del fin de semana a la cabina».

En el caso de Jörg, esa misma cabina se ha ganado la denominación habitual de «salón»: además del extravagante espejo, los asientos y el volante están revestidos en cuero, y las cortinas aportan calidez. «Este de aquí es nuestro border collie, Eddy», dice Jörg señalando un pequeño bordado sobre el revestimiento interior acolchado de la puerta del conductor. «Y, en lugar de la cama superior, me han instalado un armario». Todo contribuye a que, incluso después de las mejores vacaciones con su esposa, una cosa sea segura: Jörg vuelve con ganas a la carretera.



Fotos: Ralf Kreuels

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