Jürgen Schaller recorre Franconia con una caja de ahorros a bordo

Reportaje

Hasta la puerta de casa.

Muchos pueblos del noreste de Baviera no tienen caja de ahorros ni cajero automático. A pesar de ello, Jürgen Schaller se encarga con un Atego de que los clientes puedan disponer de dinero en efectivo y extractos de cuenta.


Solo se ven bosques alrededor. Entre bosque y bosque, solo campos y praderas. A través del gran parabrisas del Atego, la mirada se topa con el verde profundo de los abetos a izquierda y derecha de la carretera. Tras dejar atrás la señal de fin de tramo urbano de Wilhelmsthal, Jürgen Schaller pisa el acelerador. El mecanismo automático baja una marcha. Aquí empieza una subida de dos kilómetros a través del bosque de Franconia. El destino de Jürgen es el pequeño pueblo de Tschirn, con poco más de 500 habitantes. En esta zona, la más exterior al noreste de Baviera, la población ha caído un diez por ciento desde 1990. En Tschirn ha bajado incluso más.


En Tschirn, el Atego de Jürgen es siempre también un punto de encuentro para el pueblo.


Jürgen conduce su Atego 924 blanco por las sinuosas curvas. Una mirada al reloj... Bien, vamos dentro de horario. «A pesar de ello, allá arriba en el pueblo seguro que me están esperando ya», comenta sonriendo. Todos los martes a la misma hora, Jürgen acude a Tschirn con su sucursal móvil de la caja de ahorros de Kulmbach-Kronach y estaciona en la pequeña plaza que hay delante de la iglesia. El pueblo es una de las once paradas que recorre este comercial bancario en los distritos de Kulmbach y Kronach. Así, la sucursal móvil llega a unos 250 clientes a la semana.

Misión: estar ahí.

En estas once localidades no hay sucursal de la caja de ahorros. Tampoco hay ni un solo cajero automático. «Como caja de ahorros, tenemos un servicio público que prestar», explica Jürgen. En el lenguaje administrativo, esto se define como «prestación de servicios económicos y crediticios». Para la gente de Tschirn significa dinero en efectivo y extractos de cuenta. «Sin necesidad de hacer horas de trayecto», añade el conductor de 58 años. Recorrer solo el trecho desde Wilhelmsthal a Tschirn lleva más de un cuarto de hora en coche.


Una vez a la semana, Jürgen se desplaza al pueblo de Tschirn con la sucursal móvil.
Una vez a la semana, Jürgen se desplaza al pueblo de Tschirn con la sucursal móvil.
Una vez a la semana, Jürgen se desplaza al pueblo de Tschirn con la sucursal móvil.
Una vez a la semana, Jürgen se desplaza al pueblo de Tschirn con la sucursal móvil.
Una vez a la semana, Jürgen se desplaza al pueblo de Tschirn con la sucursal móvil.
Una vez a la semana, Jürgen se desplaza al pueblo de Tschirn con la sucursal móvil.
Una vez a la semana, Jürgen se desplaza al pueblo de Tschirn con la sucursal móvil.
Una vez a la semana, Jürgen se desplaza al pueblo de Tschirn con la sucursal móvil.
Una vez a la semana, Jürgen se desplaza al pueblo de Tschirn con la sucursal móvil.
Una vez a la semana, Jürgen se desplaza al pueblo de Tschirn con la sucursal móvil.

Después de aparcar el Atego, Jürgen saca los estabilizadores hidráulicos y abre la compuerta al cajero automático. Este cajero, accesible desde el exterior, es una de las funciones más importantes, ya que permite realizar cobros y pagos. Entonces el pueblo se empieza a llenar de vida. Se acerca un minibús, el servicio municipal de transporte. Para lidiar con la escasa infraestructura, la gente ha tenido que desarrollar el ingenio.


Con el Atego, Jürgen debe superar pendientes de hasta el diez por ciento.


De repente, un mercado.

Seis personas mayores bajan del minibús y saludan a Jürgen. Un panadero del pueblo vecino aparca unos metros más allá. Empieza a vender pan desde el maletero. De repente, en Tschirn se ha formado un pequeño mercado.

«¿Y? ¿Cómo acabasteis las fiestas?», pregunta al grupo una resuelta lugareña de Tschirn. La visita semanal de Jürgen también es siempre ocasión para un pequeño encuentro en el pueblo. «Sin la caja de ahorros móvil sería prácticamente imposible hacerse con dinero en efectivo», comenta la anciana. Los presentes asienten en la pequeña sala de espera donde, además de tres asientos, hay una impresora de extractos de cuenta y una mesa para cumplimentar transferencias. Detrás de una puerta de cristal, Jürgen y otra señora han tomado asiento junto a la mesa de asesoramiento. Desde allí, Jürgen dispone de una conexión segura para consultar las cuentas y las libretas de ahorros, aunque no puede hacer pagos. Para eso está afuera al cajero automático, a cuyo interior él no tiene acceso. Solo el servicio de seguridad puede abrirlo y rellenarlo. En general, la seguridad se toma muy en serio. El Atego es monitorizado continuamente por GPS. La sucursal móvil tampoco les va a la zaga a las sucursales convencionales en cuanto a sistemas de alarma y supervisión con cámaras.



Asesor bancario y camionero.

Toda la tecnología que hay a bordo genera un peso nada desdeñable. «Al principio estaba previsto quedarse por debajo de las 7,5 toneladas, pero llegó un momento en que se vio que era imposible». Jürgen participa en el proyecto desde la fase de planificación en el año 2014. «Era una oportunidad magnífica de hacer algo nuevo después de 25 años trabajando».

Faltaba aún un trámite ineludible: «En cuanto nos enteramos que estábamos por encima de las 7,5 toneladas, el colega que me sustituye en vacaciones y yo tuvimos que empollar de lo lindo para sacarnos el carné de conducir C». Y eso, bien entrados en los 50 años. En marzo de 2015 aprobaron ambos el examen y en abril se pusieron en marcha. «Me gusta conducir en coche, pero tuve que estudiar a conciencia especialmente los aspectos técnicos del camión».


Conductor y asesor: a Jürgen le gusta la variedad en el trabajo.
Conductor y asesor: a Jürgen le gusta la variedad en el trabajo.
Conductor y asesor: a Jürgen le gusta la variedad en el trabajo.
Conductor y asesor: a Jürgen le gusta la variedad en el trabajo.
Conductor y asesor: a Jürgen le gusta la variedad en el trabajo.
Conductor y asesor: a Jürgen le gusta la variedad en el trabajo.
Conductor y asesor: a Jürgen le gusta la variedad en el trabajo.
Conductor y asesor: a Jürgen le gusta la variedad en el trabajo.

Todo el año en la carretera.

Gracias a sus dimensiones, el Atego sigue siendo suficientemente maniobrable para las carreteras estrechas y sinuosas de la región. «En la época de la cosecha, cuando te viene de frente alguna cosechadora, el sitio libre para pasar es estrechísimo», explica Jürgen, que se acostumbró rápido a conducir el camión.

«Sencillamente, me gusta estar en la carretera y disfrutar la calma que reina entre cita y cita», añade. El OM 936 de 175 kW aporta la potencia y la resistencia necesarias para poder disfrutar realmente de los trayectos. En verano y en invierno. Cuando llega la nieve y el hielo, las cadenas conmutables en el eje trasero le proporcionan al camión el agarre necesario en las pendientes. En un año se acumulan unos 22.000 kilómetros. El vehículo pasa las noches en el garaje protegido con alarma. Allí, Jürgen también puede repostar y lavarlo. Eso lo hace los viernes, igual que las citas de servicio técnico y el cambio de neumáticos. Alguna que otra vez, el camión y Jürgen son convocados también en fin de semana: por ejemplo, en la fiesta de la cerveza de Kulmbach cuando se necesita un cajero automático adicional junto a la pradera de la fiesta.


Photos: Alex Kraus

5 comentarios