Viaje por carretera en la nueva Ruta de la Seda

Serie: diario de viaje

Encuentros en el desierto.

El convoy de camiones de prueba atraviesa China, hasta que se detiene abruptamente.

Uno de los tramos abandonados de la ruta: con escasez de diésel, sin cobertura móvil y con la carretera bloqueada.


De nuevo en la autopista, después de muchos kilómetros, un modelo de cohete en el arcén de la carretera nos indica que nos estamos acercando al centro espacial de Jiuquan, el más grande de la República Popular China. Desde aquí, China lanzó su primer satélite al espacio en 1970, su primer vuelo espacial tripulado y su primera estación espacial.

En esta zona, a lo largo de 37 kilómetros de autopistas está totalmente prohibido detenerse y tomar fotografías. sin embargo, esto no supone ningún problema para nosotros. De todas formas, no tenemos tiempo que perder.

Escasez de diésel.

Se está agotando el combustible y ninguna de las estaciones de servicio de la autopista está abierta. Nos explican el camino hasta la siguiente fuente de diésel y nos adentramos aún más en el desierto por una nueva carretera de un carril. Finalmente llegamos a una obra donde un camión bloquea la calzada. Cuando pedimos que nos dejen pasar, uno de los trabajadores se sube a una excavadora y también la interpone en nuestro camino. La increíble solicitud de la tropa: debemos ayudar con el trabajo en la carretera durante tres días.


En el área de servicio cerca de Kumul en el oeste de China.
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Carretera bloqueada.

Pero nosotros no cedemos. Los conductores chinos que forman parte de nuestro equipo discuten gesticulando acaloradamente con los trabajadores de la carretera. Dado que siguen sin desbloquear la carretera, nos retiramos a nuestros Actros. Al atardecer decidimos escabullirnos dando marcha atrás. Sin éxito, ya que otro vehículo bloquea nuestro camino. La situación sigue bloqueada.

Ya es de noche cuando vemos unos faros detrás de nosotros. Aparece un vehículo todoterreno del que salen unos policías que nos piden nuestra documentación. Debemos ir rumbo a una comisaría. Tras largas discusiones, finalmente nos envían de vuelta a la carretera. Sin embargo, todavía no se nos permite ir a una gasolinera, aunque uno de los indicadores de combustible ya está en la reserva. Nadie parece poder decirnos dónde se encuentra la gasolinera más cercana.


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Depósitos vacíos.

Con suerte llegamos al cruce cerca de la ciudad de Kumul, donde la nueva autopista G7 se encuentra con la antigua G312. Justo en el momento de llegar a la primera área de servicio, los depósitos completamente vacíos del Actros rojo obligan al motor a rendirse. Al intentar cambiar de estacionamiento, ya no arranca. Mañana habrá que pensar en algo.


Reparación al aire libre.

Después de una más que merecida noche de descanso, el Actros verde se acerca a la gasolinera para repostar. Con la ayuda de una vieja manguera de jardín llevamos el diésel hasta los depósitos vacíos del Actros rojo. Con la bomba de mano en el motor llenamos el sistema de combustible, conectamos el encendido y arrancamos el motor.


Cambio de neumático con cincel y martillo.


Día 4: cambio de neumáticos chino.

¡Y ahora esto! En el control de salida de un puesto de control detectamos que uno de los neumáticos del Actros azul está dañado. En un área de servicio contratamos a dos mecánicos chinos para que se encarguen del cambio del neumático. A cielo abierto, utilizan martillos y cinceles para retirar los neumáticos viejos de las llantas y también montan los neumáticos nuevos a mano. Todo ello en apenas veinte minutos. ¿Y el equilibrado de los neumáticos y las llaves dinamométricas? ¡Negativo!

Seguimos conduciendo hasta poco antes de la ciudad de Turpán y montamos el campamento para pasar la noche.


Prisa por llegar a la frontera.

Ya va siendo hora de salir de China. Resulta que nuestras matrículas solo son válidas para tres días más. Si no logramos cruzar la frontera durante este tiempo, comenzará de nuevo la ardua tarea de solicitar nuevas matrículas. De lo contrario, nuestros camiones tendrán que cruzar la frontera sobre remolques de plataforma baja.


Los mercados en la parte china del viaje siempre merecen una visita.
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Nos dirigimos rápidamente hacia el oeste a través de la provincia de Sinkiang. Antes de cenar, compramos suministros de fruta en un mercado local y nos tomamos algunas fotos con los cordiales y curiosos vendedores.

A la mañana siguiente comienza nuestra última etapa china. A 2000 metros de altura nos tomamos un descanso en el lago Sayram de color azul intenso y con impresionantes paisajes montañosos. Desde esta altura podemos ver las yurtas de los uigures, una minoría musulmana que ha estado arraigada en esta región de China durante siglos y vive como pastores de ovejas y de ganado.

Debemos continuar hacia Horgos. Por la tarde llegamos a la frontera y estacionamos los vehículos en la zona aduanera.


Un punto culminante del viaje: el lago Sayram a 2000 metros de altura. Aquí, los uigures viven en yurtas.
Un punto culminante del viaje: el lago Sayram a 2000 metros de altura. Aquí, los uigures viven en yurtas.
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En Horgos nos abandonan nuestros ayudantes chinos del equipo de pilotos. Nuestros Actros cruzan la frontera conducidos por conductores kazajos. Nosotros debemos salir del país a pie. Nos espera el control de pasaportes más complicado de cuantos hemos vivido hasta ese momento. Por teléfono se solicita que acudan más funcionarios. Nos interrogan en habitaciones individuales y abren nuestras maletas. Encienden nuestros portátiles y nos obligan a introducir nuestras contraseñas. Se abren documentos y nos hacen preguntas. Un agente de aduanas está absorto con el «Stuttgarter Zeitung» del avión. Poco a poco el ambiente se vuelve a relajar. Le siguen preguntas como: «¿es verdad que no hay limitación de velocidad en las autopistas alemanas?» «¿Cuánto cuesta un Clase G AMG»? Después de media hora, finalmente se nos permite salir del país.

Fuera de la zona aduanera nos esperan los camioneros de WEA Transport de Alemania. En esta agencia de transportes son profesionales en la etapa de la zona de libre comercio China-Kazajistán, desde Horgos hasta Almatý. Un camión pesado de la compañía nos acompaña en nuestro último viaje por el momento, ya que los vehículos deberán descansar durante un tiempo mientras se completan las formalidades de importación y se emite la documentación de tránsito.


Ambiente en el centro de la ciudad.


Viaje en el tiempo.

En el lado kazajo de Horgos nos sentimos trasladados a los viejos tiempos soviéticos. La zona rural está salpicada de pequeños pueblos y casas de una sola planta. Vacas, ovejas y cabras vagan por las calles. Los niños pasan a nuestro lado montados en carruajes: así es la vida en el campo.


En la pista de arena en dirección a Almatý, los vehículos desaparecen entre el denso polvo. El Cañón del Charyn, el Gran Cañón de Kazajistán, no es transitable para el Actros.
En la pista de arena en dirección a Almatý, los vehículos desaparecen entre el denso polvo. El Cañón del Charyn, el Gran Cañón de Kazajistán, no es transitable para el Actros.
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En el cañón de Charyn.

Aquí también hay que respetar los tiempos de conducción, así que nos tomamos un descanso en el cañón de Charyn, el Gran Cañón de Kazajistán. Lamentablemente, nuestras tractoras no pueden circular por el camino que conduce al interior del cañón. Nos quedamos un rato más para tomar algunas impresionantes imágenes de recuerdo y estirar un poco las piernas.


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Escala en Almatý.

Continuamos con nuestro viaje. Atravesando las afueras de Almatý regresamos a la civilización. Los agricultores venden productos regionales en las calles. Los ágiles comerciantes intentan vender coloridos juguetes de plástico.

Por la tarde, llegamos a Almatý y dejamos nuestros camiones en el depósito aduanero. De nuevo, nuestro viaje por carretera de Pekín a Stuttgart debe hacer una pausa hasta que se aclaren las formalidades para la importación.


Fotos: Eberhard Joos

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