André Pereira tiene dos pasiones: conducir camiones y el café

ENCUENTROS ROADSTARS

Pausas calientes.

A André Pereira le gusta estar de viaje. Le encanta la belleza de la naturaleza y la arquitectura de las ciudades europeas pero, sobre todo, ¡el café!


Hace poco más de 4 años, André descubrió su pasión por conducir camiones: «Ya había probado otros trabajos, pero en cuanto me senté al volante de un Mercedes, supe que esto era lo mío», comenta. El conductor lisboeta tiene 28 años y le gusta recorrer el mundo: «Conozco casi todas las ciudades europeas. ¡Es fantástico!»

En su tiempo de descanso, hay algo a lo que no quiere renunciar en ningún caso. Siempre toma su café caliente y cargado. «No quiero echar de menos el sabor», asegura. Por eso, siempre tiene una lata grande de café en polvo en su cabina. «Alguna vez se me olvida repostar, pero ¿el café? ¡Nunca!», dice bromeando. El hervidor eléctrico, el vaso y la cucharilla también le acompañan siempre a bordo de su Actros.

Cuando el tiempo lo permite, André saca una mesa y una silla del compartimento portaobjetos y los coloca fuera. Luego, se pone cómodo y disfruta de la vista con la taza de café caliente. «Amo la naturaleza y todas las nuevas impresiones que me ofrece», comenta.



«En cuanto me senté al volante de un Mercedes, supe que esto era lo mío».

– André Pereira, conductor de Actros con predilección por el café


Fotos para los seres queridos.

Cuando André tiene tiempo, aparca su camión en un lugar de estacionamiento seguro y aprovecha la oportunidad para visitar la ciudad de cerca. «Me impresiona la arquitectura de ciudades como Berlín, Varsovia o Londres». André nunca se olvida de hacer fotos a edificios o monumentos bonitos con su teléfono móvil. Cuando llega a casa en Lisboa, enseña las fotografías a su mujer y a su hijo.

«Paso poco tiempo con mi familia», dice André, «pero me esfuerzo en que los momentos juntos sean bonitos». ¿Qué hay mejor que permanecer cómodamente a la mesa después de comer y charlar? Por supuesto, con una buena taza de café en la mano.


Fotos: Begoña Tremps

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