Transbordo en ferri y circulación por la izquierda: de ruta con el experto en Inglaterra Stefan Sprenger

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Rumbo a Gran Bretaña: Stefan Sprenger cubre una de las áreas más interesantes que ofrece el tráfico internacional en Europa. RoadStars cruzó el canal de la Mancha con este bávaro de Calais a Dover.

British Breakfast: Stefan sabe disfrutar de los pequeños placeres en la isla, pero no tiene ni un solo rato libre para hacer turismo.


Stefan Sprenger ha tenido que esperar dos horas hasta subir el Actros a la rampa de acero para entrar un instante después en el «Spirit of Britain». El atasco llegaba hasta la autopista, muy lejos del puerto de la localidad francesa de Calais. Allí, por suerte, no hubo ningún problema con los controles del papeleo y la carga. «Aquí el mayor ajetreo es por las mañanas, especialmente un miércoles como hoy: muchos aprovechan para cruzar y volver antes del fin de semana».

«Cruzar» significa atravesar el canal de la Mancha rumbo a Gran Bretaña. Desde Calais a la localidad inglesa de Dover se tarda hora y media en ferri. Mientras su Actros está aparcado en la cubierta para camiones del «Spirit of Britain», unos pisos más arriba Stefan abre con su tarjeta de chip la puerta de cristal que conduce al lounge «Commercial Drivers». Pide un café y se acomoda en una tumbona. Alrededor hay colegas echando una cabezada. «Aquí dentro, el transbordo es un momento para el relax».



Se necesita una planificación inteligente.

Y al conductor de la Alta Baviera no le viene nada mal relajarse, porque sus rutas se las traen: normalmente empiezan cargando en el sur de Alemania y le llevan a destinos de toda la isla. Calais se convierte en un embudo y suele haber largas colas: «Me ha tocado esperar hasta doce horas un día que los trabajadores del puerto estaban en huelga». Esto exige de Stefan una planificación inteligente. «La mayoría de las veces intento planificar el viaje para cruzar después del mediodía, pero para eso me deben sobrar al menos cuatro horas de ruta».

Si le sale bien, esto significa llegar rápido a la localidad costera de Folkestone para conseguir un sitio en el área de servicio y pasar la noche. Si no hay suerte, por ejemplo porque el conductor de 54 años se haya topado con un atasco en Bélgica, pasa la noche en una área de servicio cerca de Calais y toma el ferri temprano a la mañana siguiente. Si la carga es especialmente urgente, se dirige al eurotúnel y cruza en tren a Inglaterra.

Sin miedo al Brexit.

Stefan cursó estudios de mecánico de coche, trabajó como técnico de perforación de hormigón y de aserrado y, tras un problema en un disco intervertebral, se puso al volante del camión. Lleva ya seis años haciendo estas rutas por Gran Bretaña. Al reportero de RoadStars le interesa saber si el Brexit va a complicar el panorama dentro de poco. «Bueno, seguro que encuentran una solución razonable para que no nos suponga mucho cambio», afirma el conductor encogiéndose de hombros.

Reacciona con idéntica calma a la cuestión de circular por la izquierda y afirma que, en lugar de encontrarse problemas, en la isla son muy respetuosos al volante. «Parece que los ingleses aprenden en la autoescuela que dependen de los camiones para que las estanterías estén llenas en el supermercado», comenta Stefan.



El conductor transporta alimentos, pero más bien en las rutas que hace también habitualmente desde Italia a Alemania. A la isla lleva carga consolidada, piezas de automóvil, papel para periódicos o embalajes para un gran distribuidor online. En el viaje de vuelta suele transportar lengüetas de aluminio, pero también material reciclado, como papel usado o el metal que se obtiene por ejemplo al triturar motores antiguos.

Hoy lleva carros de la compra en su semirremolque de piso móvil con paredes de aluminio. Se dispone a entregarlos en los East Midlands para luego continuar un poco más al norte hasta Sheffield. Allí, una pala cargadora verterá aluminio prensado en el semirremolque. «Luego tengo que llevarlo hasta cerca de Peschiera, en el norte de Italia». En concreto: primero irá a Mittenwald —donde vive «de vez en cuando»—, pasará el fin de semana con su mujer y el lunes partirá rumbo al sur.

Le gusta trabajar solo.

Su mujer le ha acompañado de ruta más de una vez, lo que le ha permitido descubrir las bondades del sillón que sustituye al asiento del copiloto en la cabina con SoloStar Concept. «En una ruta de nueve horas hacia el sur de Italia se pasó durmiendo ocho horas. En Bari se despertó y lo primero que hizo fue preguntar dónde estaba el mar», recuerda Stefan riendo.

Su mujer es la única persona que le gusta llevar a su lado: la soledad es una de las cosas que más valora de su trabajo. «Si alguna vez se me hace demasiado duro un viaje, pongo AC/DC o Rammstein y subo el volumen a tope». Muchas veces, Stefan está al volante de lunes a viernes. Al acabar los estudios, decidió que nunca volvería a pasarse todo el año en el mismo sitio. Nos lo cuenta poco antes de que el ferri atraque en Dover tras surcar un mar sorprendentemente en calma.

¿Pero sigue teniendo su atractivo la vida en la carretera? ¿Qué hay de esos momentos extenuantes que conlleva a veces el trabajo? Por ejemplo en el puerto de Calais, con un perímetro de protección como si fuera una cárcel de máxima seguridad debido a que los inmigrantes intentan una y otra vez entrar en Inglaterra ocultos en camiones... «No es un trabajo fácil, ¿pero hay alguno que lo sea?», sentencia Stefan. Y concluye con la frase en realidad más importante, al más puro estilo campechano de la Alta Baviera: «¡Pero la verdad es que me lo paso en grande!»


Fotos: Ralf Kreuels

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