Trabajando a 2.400 metros de altitud: Manuel Ángel Gómez y su Arocs 3345

Reportaje

El paraíso de la nieve.

Manuel Ángel Gómez se encarga con un Arocs 3345 de que las estaciones de esquí de Andorra estén seguras. Y eso le permite disfrutar al mismo tiempo del paisaje montañoso.

El valle ya huele a primavera. Pero arriba, en las pistas, Manuel Ángel aún debe despejar nieve.


Después de una nevada, reina el más absoluto silencio. Las 65 cumbres andorranas en el centro de los Pirineos quedan cubiertas en blanco. A más de 2.400 metros de altitud y bajo un radiante cielo azul, un Arocs 3345 avanza por las sinuosas carreteras de gran pendiente. Al volante, Manuel Ángel Gómez.



«Solo tengo que mirar hacia adelante para disfrutar de unas vistas impresionantes», afirma Manuel Ángel y señala hacia la cordillera que se ve a través del gran parabrisas. Aunque la calzada del puerto de Envalira está en buen estado, conduce con cuidado y concentración. Podría haber evitado el puerto y haber pasado por el túnel de Envalira, pero eso le habría impedido disfrutar del paisaje de montaña. Además, el puerto no es ningún problema para su camión. «El Arocs tiene una adherencia al firme muy buena y ambos conocemos el camino de memoria», afirma con un guiño.

No obstante, en lo más profundo del invierno cuando el acceso al puerto está restringido, se decide por el túnel de peaje que, con una longitud de tres kilómetros, une las ciudades andorranas de Grau Roig y Pas de la Casa (en la frontera con Francia).



En el corazón de los Pirineos.

Hace 30 años, Manuel Ángel se trasladó desde Salamanca a Andorra en busca de trabajo. Y aquí se ha quedado. Su hijo es andorrano. En pleno corazón de los Pirineos entre España y Francia, con una altitud media de 2.000 metros, una superficie de 468 kilómetros cuadrados y 78.000 habitantes, Andorra es un país único. El esquí y los deportes de invierno se cuentan entre sus principales atractivos. Andorra ofrece sol y nieve: para muchos, las condiciones ideales para los deportes de invierno.



Manuel Ángel aporta su granito de arena para que las vacaciones sean perfectas. Junto con un colega, se encarga de despejar la nieve en el acceso a los aparcamientos que hay junto a las pistas. Con una pala cargadora, su colega recoge la nieve que bloquea el acceso al aparcamiento y la carga en el volquete de caja que remolca el Arocs.

En invierno nunca falta trabajo: Andorra concentra la mayor zona de esquí de los Pirineos, con 3.075 hectáreas de superficie para esquiar, 284,5 kilómetros de pistas, 110 remontes y 1.385 cañones de nieve artificial. Manuel Ángel trabaja desde hace 15 años para el Grup Heracles. Lo que más le gusta es que a cada conductor se le asigna un camión propio o, mejor dicho, «un Mercedes‑Benz», como él mismo subraya.

En primavera y verano, Manuel Ángel ayuda en los trabajos de mantenimiento de las instalaciones de esquí y la infraestructura. En esos meses, los esquiadores dejan su sitio a los senderistas y los amantes de la naturaleza que, al igual que Manuel Ángel, lo tienen claro: «Andorra es hermosa con nieve. Pero sin ella también».


De excursión: cuando hace sol, a Manuel Ángel le gusta hacer la ruta por el puerto.


Fotos y vídeo: Begoña Tremps

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