La montaña llama —el Arocs es el mejor aliado del equipo de Citem

Vehículo & Técnica

En la cuerda floja.

Número artístico en los Alpes —escaladores y conductores de camiones de Citem estabilizan taludes de alta montaña.

Aquí arriba hay solo caminos forestales – y eso no es un problema para Alain, el experto conductor del Arocs.


“A menudo cargo el material en distintos puntos de Francia.”

– Alain Stephan


Solo un par de metros más y Pak habrá llegado a la meta. Con la mano derecha se aferra al saliente de una roca. ¿Hay cuerda suficiente para moverse con libertad? En la mano izquierda sostiene la placa de acero que servirá para fijar la red. Un par de metros más allá, su colega Franck parece tener dificultades con algo —gotas de sudor se deslizan por su frente.


Franck ajusta una malla metálica que servirá para estabilizar el talud.


El día anterior, Pak —en realidad Pierre-Alexandre Keller— y sus colegas prepararon el montaje de las redes. Eso significa: escalar el talud, perforar orificios en la roca y atornillar las piquetas para el ajuste de las mallas de acero. Cada piqueta sostendrá una placa de acero de 30×30 centímetros y varios kilogramos de peso que los operarios tienen que montar y asegurar con tuercas. Durante el trabajo, la malla de acero se mueve produciendo una lluvia de piedras que cae sobre los cascos y gafas protectoras de los escaladores. Para esta tarea, el equipo de protección personal es imprescindible.



Cada anclaje significa arduo trabajo. “Para que la red quede en posición se necesitan un total de 100 anclajes”, explica Pak. Este escalador de 30 años trabaja desde hace un año para Citem. La empresa con sede en Saint-Jean-de-Maurienne, cerca de Grenoble en los Alpes franceses, está especializada en trabajos de obra en las montañas y, principalmente, en la estabilización de taludes y muros de roca para proteger carreteras y edificios de los deslizamientos de rocas. En este caso se trata de una central hidroeléctrica —las turbinas de la misma transforman la energía del agua proveniente de las montañas en energía eléctrica.


Lo más alto posible.

Los escaladores son solo el final de la cadena de especialistas que se necesitan para extender las mallas de acero en las laderas de la montaña. Al principio de la cadena se encuentra Alain Stephan. Con su Arocs 2651 de tres ejes, este conductor transporta la maquinaria y el material necesarios para la obra. “A menudo cargo el material en distintos puntos de Francia”, dice Alain que realiza este trabajo desde hace 22 años.

El conductor transporta su carga —bobinas de malla de acero, piquetas de acero, compresores y maquinaria de obra— hasta el campamento de obra y la acondiciona para su traslado posterior en helicóptero. Para el Arocs esto significa tantas horas de ruta como de trabajo de grúa.

 


Con material de la marina en la montaña.

Alain ha dispuesto las bobinas de malla de acero galvanizado sobre una amplia pradera —pronto vendrá el helicóptero a recogerlas. Los operarios de Citem disfrutan de un merecido descanso. Bobinas de alambre de cuatro metros de ancho y 2,7 milímetros de grosor, mallas de gran resistencia como las utilizadas por la marina como redes antitorpedo: ¿Dónde se compran? Alain sonríe: “Durante mucho tiempo tuvimos acceso a reservas de material de la marina. Como las existencias se han agotado, ahora cubrimos nuestras necesidades a través de fabricantes rusos”, dice.

A Alain le encantaría poder realizar el transporte completo con su Arocs. La única carretera en dirección a la obra finaliza, sin embargo, en una aldea de montaña a varios kilómetros del campamento. A continuación solo hay caminos de tierra y senderos forestales para circular por los cuales se necesitaría un vehículo todoterreno. “La única posibilidad es utilizar un helicóptero”, dice Alain.


Además, se trabaja siempre contrarreloj. La estabilización de taludes le cuesta al estado francés varios cientos de millones de euros al año. Para Citem, esto significa carteras de pedidos llenas y encargos que tienen que ser realizados cuando el clima lo permite. En invierno es imposible realizar este trabajo, ya que en condiciones climáticas desfavorables el helicóptero no despega y Pak y sus colegas tampoco escalan la montaña. Incluso en plena temporada suelen producirse cambios de tiempo repentinos que obligan a interrumpir la obra.

“Tenemos que aprovechar el buen tiempo. Si no lo hacemos ahora, ¿cuándo?”, dice Pak. El ensordecedor batido de las palas de rotor anuncia la llegada del helicóptero. Los técnicos se ponen los protectores auditivos mientras el helicóptero aterriza a 50 metros de distancia. Tras un breve intercambio de palabras entre el piloto y los operarios, el helicóptero vuelve a despegar.



Siempre con prisa.

La primera malla de acero es transportada hasta la cabecera del talud. Para ello, los motores del helicóptero tienen que trabajar a pleno rendimiento, ya que el peso de las bobinas tira de él hacia abajo. Los colegas de Citem ya están preparando la próxima bobina. Apenas vuelve el helicóptero, la enganchan. Es preciso darse prisa, ya que cada minuto de vuelo es valioso. Solo un trabajo eficiente evita que la empresa opere sin pérdidas.

Volviendo a Pak y Franck sobre la delgada cornisa de la pared rocosa. “Me encantan las montañas. No me canso de ellas”, dice Pak admirando el panorama. En paralelo a su trabajo en Citem, el escalador está haciendo una formación de guía de montaña. Sin embargo, mucho tiempo para soñar con su próxima aventura alpina no le queda. Los trabajos de estabilización del talud tienen que quedar finalizados hoy —para los próximos días se ha anunciado un cambio del tiempo.


Casco, gafas, protectores auditivos y guantes —equipamiento de la ropa de trabajo de Pak.


Último retoque.

Metro a metro ha sido preparado el talud para el anclaje de las mallas —los operarios de Citem han eliminado los árboles y los bloques de roca sueltos. El equipo de Pak avanza a buen ritmo; el pie del talud y las secciones críticas de la ladera ya están estabilizados con las mallas. Mañana se hará un último retoque.

Alain regresa al valle para cargar material destinado a una cantera al otro lado de la montaña donde está trabajando otro equipo de Citem. El trayecto transcurre por un camino no asfaltado. “Con mi camión, un juego de niños”, dice despidiéndose antes de cerrar la puerta de la cabina tras de sí.


Fotografías: Alex Kraus

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