No importa dónde vaya, João Gonçalves siempre lleva un tablero de ajedrez

Dos reyes, dos damas, cuatro alfiles, cuatro caballos, cuatro torres, dieciséis peones y un tablero de ajedrez: eso es todo lo que João Gonçalves necesita para desconectar del trabajo y relajarse. Eso... y un contrincante. La pasión de João por el ajedrez es tan grande que, en ocasiones, juega incluso contra sí mismo. «Intento no hacer trampas y mover igual de bien con los dos bandos», aclara con una sonrisa.

João vive en Viana do Castelo, una pequeña localidad en el norte de Portugal. Sus vecinos saben de su afición. En ocasiones celebran torneos de ajedrez improvisados para sorprender a João cuando regresa de un viaje largo. También ha enseñado a jugar a sus dos hijos, de 11 y 13 años. «Es un juego apto para cualquier edad. Solo hay que conocer las reglas y pensar de modo estratégico», comenta João.

  – João Gonçalves, conductor de Actros de Portugal

Blanco, el color de la suerte.

En las pausas de los viajes, busca compañeros en las áreas de descanso para echar una partida. «Se puede jugar al ajedrez sin hablar el mismo idioma», señala.

Aunque la lógica y la razón son esenciales en el ajedrez, João es un poco supersticioso: «Tengo la sensación de que las figuras blancas me traen suerte». Afronta las partidas con una estrategia concreta en su cabeza: «Me concentro en el centro del tablero para reforzar la defensa del rey».

A menudo le preguntan si juega también al ajedrez por ordenador. João lo tiene claro: prefiere figuras auténticas y rivales humanos. «A lo mejor soy un poco conservador, pero no hay nada más hermoso que retirar del tablero el rey de tu oponente mientras pronuncias la palabra mágica: ¡Jaque mate!».

Fotos: Begoña Tremps