Tercera generación de camioneras

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Paulina prefiere ponerse ella misma al volante.

Paulina Carlsson, de Estocolmo, es la que lleva las riendas. En el sentido más literal de la palabra. Con 16 años ya sabía que algún día conduciría un camión. Y, tan solo cinco años después, ya conducía mano a mano con su padre, convirtiéndose en la tercera generación de camioneras de esta empresa de transportes familiar. En ella, los dos conducen su propio camión Mercedes-Benz.


Para Paulina, que siempre ha tenido afición por los motores, siempre es bienvenida un poco de acción.

«De joven, no solo montaba mucho a caballo, sino que también me gustaba practicar Motocross. La máquina de cross que teníamos en el garaje también necesitaba desfogar», cuenta Paulina.

«Todavía me sé, ya que hablábamos de ello continuamente en equitación, qué tipo de remolque para caballos podía utilizar nuestros padres, así como qué tipo de vehículo y de permiso de conducir. Yo siempre pensaba en conducir los camiones más grandes que había en carretera».



En algún momento, los caballos motorizados se volvieron más interesantes que los de cuatro patas, y Paulina desarrolló la idea de hacerse autónoma. Su abuelo ya había fundado una empresa de transportes en los años sesenta, de la que más tarde se hizo cargo su padre.

«Cuando iba a la escuela era consciente de que mi padre tenía que trabajar muy duro para mantener la empresa, hiciera el tiempo que hiciera. Quería devolvérselo en algún momento. Así que, en la etapa de estudios superiores me decidí por una orientación específica hacia los vehículos a motor, ¡y fue lo mejor que me ha podido pasar!»

El padre de Paulina no estaba muy convencido al principio y opinaba que su hija no debía someterse al estrés de este sector. Pero, a medida que Paulina iba creciendo en competencias, empezó a ver las cosas de otro modo.

«Cuando cumplí los 18, me saqué el permiso de conducir turismos en marzo, y el de camiones en diciembre. Un par de meses después, conseguí también el permiso de conducción de tractoras. Simplemente, estoy hecha para este trabajo», resume riéndose.



Cenizas y escoria.

Tras varias prácticas en otras empresas de expedición, Paulina empezó a trabajar finalmente en la empresa de su padre. Al principio, padre e hija compartían un Arocs con remolque volquete, con el que transportaban escoria y ceniza para la empresa Stockholm Exergi (denominada entonces Fortum) en dos turnos. Tan solo medio año después, cerraron un contrato a largo plazo con el mismo cliente, que comprendía muchos más trayectos. En consecuencia, se adquirió otro camión para Paulina, quien se convirtió, al mismo tiempo, en copropietaria de la empresa.

También se decidieron por Mercedes-Benz para este camión y, esta vez, fue un Arocs con caja basculante sobre rodillos de tres ejes. Ahora, Paulina transporta ceniza y escoria para Stockholm Exergi durante todo el invierno, mientras que los transportes del verano abarcan desde contenedores hasta máquinas, lo que surja en cada momento.



«¡Nunca nos falta trabajo! Desde que me entregaron el camión, no ha habido un solo día en el que haya fallado».

«Mercedes-Benz ofrece los mejores contratos y servicios posventa. Pagamos un precio fijo al mes, no tenemos quebraderos de cabeza con los costes de una medida o con hacerlo nosotros mismos para ahorrar dinero. De este modo, siempre podemos confiar en que no habrá sorpresas desagradables. Basta con llamar por la mañana, y los empleados de postventa recogen el vehículo por la tarde; al fin y al cabo, ya saben que debe estar en servicio durante el día».

Entre semana, Paulina se levanta cada mañana a las 3:45 de la mañana para conducir cuatro rutas circulares entre la central energética de Högdalen y la planta de clasificación de Södertälje.

«¡Me encanta hacer esa ruta! Además, no proporciona ingresos estables y, por tanto, un buen seguro para el futuro».



«Hay que saber valorar las cosas.»

Hace algunos años que cada vez más mujeres se ponen al volante de un camión, algo que Paulina experimenta casi exclusivamente con reacciones positivas.

«Hoy en día, muchas empresas de transportes están encantadas con tener conductoras de camión», nos cuenta.

«Creo que las mujeres pueden conducir con algo más de prudencia que los hombres y, por tanto, causar menos daños».



«Hay que saber valorar las cosas», subraya Paulina.

«En el futuro, nuestra empresa puede crecer, y los futuros empleados han de ser conscientes de ello. Deben comprender que transportamos bienes valiosos que otros pagan a un alto precio. Pero, no solo daría empleo a mujeres. En mi opinión, lo que mejor funciona son los equipos mixtos».

Cuando se carga y descarga un camión varias veces al día en el mismo lugar, como hace Paulina, no se socializa demasiado. El fin de semana lo compensa. Ahí entra en acción su Chevy Biscayne del año de fabricación 1958. Un clásico Amischlitten de cuatro puertas.



«Este coche no es una joya de garaje, pero tampoco una chatarra. Es simplemente un vehículo usado con el factor de genialidad perfecto. Siempre hay grandes encuentros en fin de semana en algún lugar en los que la mayoría tiene más canas que yo.

No siempre me llevo el Chevy a los encuentros. En realidad, muchas veces me llevo el Arocs en su lugar. Con su exuberante iluminación LED y su gran número de detalles de acero inoxidable, causa sensación».

«Me encanta ir a encuentros de camioneros. Se pueden intercambiar opiniones sin estrés y charlar distendidamente con gente agradable. Además, entre los conductores de vehículos Mercedes-Benz, domina una comunidad muy especial. Nos ponemos en contacto online a través de RoadStars y nos ponemos cara en los encuentros».

«Nos mantenemos unidos y nos lo pasamos bien. Cuando nos encontramos en carretera a otro camión con la estrella en la parrilla, nos saludamos; ¡como si fuéramos con un coche clásico americano!»

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