De vuelta hacia Alemania

Serie: diario de viaje

De frontera a frontera.

En las últimas etapas del viaje desde Pekín hacia Stuttgart, Eberhard Joos y su equipo cayeron en las garras de la burocracia. El viaje a través del último tramo de Kazajistán, Rusia, Bielorrusia y Polonia fue todo un desafío a la paciencia.

Terrenos pantanosos en Bielorrusia.


Recorrimos los 2300 kilómetros a través de Rusia y Bielorrusia en cuatro días grises y lluviosos. Todo verdaderamente monótono: los días, las noches, la comida… Durante el día viajamos a través de extensas zonas pantanosas y bosques de abedules. En los pequeños pueblos compramos fruta y miel a gente mayor en el arcén de la carretera. Por las noches, nos quedamos con nuestros tres Actros en aparcamientos fangosos con gravilla.


Placa de camionero al estilo ruso.


En cuanto al tema de los aseos, la situación apenas ha mejorado respecto a las áreas de servicio de Kazajistán: la mayoría de las veces tan solo hay una letrina de pozo y en raras ocasiones se encuentra una ducha. La comida se limita principalmente a embutido con huevo y, esporádicamente, también huevo con embutido y la típica sopa solianka, para variar. Al menos, el guiso caliente ayuda a combatir el frío. Si no encontramos ningún tentempié o similar, cocinamos pasta con salchichas de lata en el Actros.

Casi estamos en Polonia.

Rodeamos Moscú y Minsk por motivos de tiempo. En la ciudad bielorrusa de Brest, paramos brevemente en WEA Transport y nos despedimos de nuestros guías. Después, seguimos hacia la frontera con Polonia.



En realidad, hemos contado con cruzar rápidamente la frontera, ya que tan solo hay unos pocos camiones haciendo cola. En la ventanilla presentamos la documentación de nuestros vehículos. Tras examinar exhaustivamente la documentación, el agente de aduanas nos comunica que faltan documentos. Llamamos por teléfono y organizamos los papeles con la ayuda de los compañeros de WEA Transport. Mientras tanto, en la oficina de aduanas se produce un cambio de turno. El nuevo empleado examina de nuevo todos los documentos y ahora exige documentos adicionales. Ya es medianoche, definitivamente demasiado tarde para volver a llamar por teléfono. En lugar de eso, pasamos la noche en la frontera. Todavía no sabemos qué pasará mañana.


En la frontera hacia Polonia se pone a prueba la paciencia.


24 horas en la frontera.

Tras una noche agitada, contactamos de nuevo con WEA Transport y nos facilitan la documentación que falta. De vuelta al edificio de aduanas. Esta vez, la comprobación del agente dura casi una hora. Después, nuestros Actros por fin pueden continuar el viaje. La aduana es una cosa y la policía fronteriza es otra muy distinta. Esta vez se inspeccionan los pasaportes y los sellos meticulosamente. A esto le sigue un debate desmoralizador sobre una etiqueta que falta, que teníamos que haber conseguido en la frontera entre Kazajistán y Rusia...

Tras casi 24 horas en la zona fronteriza, finalmente conseguimos continuar hacia Polonia. El tiempo apremia, por eso prescindimos del almuerzo y emprendemos la marcha en la última etapa de 1300 kilómetros hacia Stuttgart. Conducimos hasta caer la noche y encontramos un área de descanso en el corazón de Polonia para pasar la noche.

Al día siguiente, cruzamos la frontera de Alemania por Fráncfort del Óder. Viajamos por la A9 en dirección a casa. Con tanta euforia tardamos en darnos cuenta: las autopistas alemanas están francamente congestionadas en comparación con las kazajas o las chinas. No hay nada que hacer, no lo conseguiremos dentro de nuestros tiempos de conducción. Por eso hacemos una última parada en Núremberg.

Sábado por la mañana, rumbo a Stuttgart. A modo de recordatorio, hacemos una foto de despedida de los tres Actros delante del Museo Mercedes-Benz. Después, tras 10 828 kilómetros y tres semanas de viaje, por fin llegamos a la fábrica de Untertürkheim.


¡Prueba superada! Tras 10 828 kilómetros, los tres camiones están de vuelta en Stuttgart.


Un viaje emocionante y fascinante llega a su fin. Lo que queda: muchas experiencias interesantes, multitud de encuentros con personas amables y una ampliación de nuestros horizontes.

El viaje de vuelta desde Pekín a Stuttgart nos durará mucho tiempo en el recuerdo.


Fotos y vídeo: Eberhard Joos
Montaje: Alexander Tempel

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