Cuando se trata de manzanas, nadie engaña a Krings

Economía y logística

Aficiones.

La empresa familiar Krings se dedica a la distribución de fruta, pero manteniéndose fiel a su negocio principal: el cultivo de manzanas. Krings también es fiel en cuanto a la elección de su parque móvil. Todos los vehículos llevan la estrella.

Historia de éxito. Krings apuesta por las manzanas, y ha dado en el clavo: Lo que el abuelo Wilhelm comenzó en 1958 con cinco hectáreas de tierra y un par de manzanos, hoy se extiende hasta 150 hectáreas de plantación.


Cuando Alexander Krings abre las puertas de su almacén refrigerado, el tiempo se para brevemente. El aire, a solo un grado Celsius, sale de la cámara, atraviesa la gruesa chaqueta y eriza el pelo de la nuca. Sin embargo, el visitante no se deja amedrentar por el frío, sino que se deja llevar y entra, atraído por el dulce olor. Dentro de amplia sala, con la cabeza enterrada entre los hombres, la vista se va a los cientos de cajas de madera en las que se encuentran miles de manzanas.


En la cinta transportadora. En los 40 000 metros cuadrados de instalaciones pasan al día 80 toneladas de manzanas.
En la cinta transportadora. En los 40 000 metros cuadrados de instalaciones pasan al día 80 toneladas de manzanas.

El caluroso verano de 2018 no parece querer dejar paso al otoño. Llena los almacenes de Rheinbach hasta el techo. Aquí, entre Bonn, las Siebengebirge y el Eifel se encuentra la sede social de la familia Krings. Lo que el abuelo Wilhelm comenzó en 1958 con cinco hectáreas de tierra y un par de manzanos, hoy se extiende hasta 150 hectáreas y ha crecido hasta convertirse en un grupo empresarial con cuatro filiales. «El cultivo de manzanas es parte de nuestra identidad», dice Alexander Krings.

«Se trata del pilar de la familia. Con todo lo que ello conlleva: cosechar, almacenar, empaquetar, llevar la mercancía a los clientes». Alexander, de 36 años, dirige junto a su padre Wilfried una empresa de 150 empleados que se encargan de toda la cadena logística. Y, puesto que Krings lo hace muy bien, también se encargan de ese trabajo para otras empresas. Los proveedores vienen de la Baja Sajonia, Italia y China. Traen cítricos, achicoria y raíces de jengibre. Krings controla la mercancía mediante estrictos normas de calidad y la empaqueta en redes, bandejas, bolsas y cajas. El destino final son los grandes supermercados de Alemania y el Benelux.


«El cultivo de manzanas es parte de nuestra identidad.»

– Alexander Krings


Asunto de familia. Wilfried y Alexander, padre e hijo, dirigen juntos la empresa Krings, con sede en Rheinbach, cerca de Bonn.


Clasificar, empaquetar, desechar.

Sin embargo, la manzana está por encima de todo para Krings. Su imagen también domina la sección de empaquetado propia, que recuerda un poco a la recogida de equipajes de un aeropuerto. La diferencia es que aquí no hay maletas ni mochilas sobre la cinta bajo la atenta mirada del personal de seguridad. Por el contrario, innumerables manzanas pasan por manos profesionales, se comprueban huellas de presión, y se clasifican por tamaño, color y forma. Las buenas se empaquetan inmediatamente. Las que tienen fallos estéticos van a parar a una caja con la inscripción «mosto». La instalación procesa 80 toneladas al día.

Además de a las variedades de manzana Boskop, Elstar y Jonagold, Krings también es fiel a otra cosa: la estrella. La flota se compone exclusivamente de modelos de Mercedes-Benz. «Mi padre tiene debilidad por ellos. Tanto que recoge personalmente todos los camiones nuevos», dice Alexander Krings, riendo con su padre. Este levanta los hombros en señal de disculpa. «Eso tiene sus ventajas, por supuesto», explica. «Nuestros 44 conductores tienen una gran confianza en sus vehículos. Además, siempre tenemos recambios adecuados en el almacén».

Wilfried Krings alude al taller propio de la empresa. En él, los mecánicos empleados en puestos fijos y los técnicos de maquinaria agrícola se encargan de que el parque móvil siempre esté operativo. «Todos han recibido formación en Mercedes-Benz y se encargan del mantenimiento regular de los camiones».


Formación con la estrella. El taller propio con mecánicos empleados en puestos fijos se encarga del mantenimiento de los camiones.
Formación con la estrella. El taller propio con mecánicos empleados en puestos fijos se encarga del mantenimiento de los camiones.

Mientras los camiones llevan los productos frescos por el país, en las plantaciones funcionan las máquinas agrícolas. Aquí han crecido: padre e hijo. Alexander Krings, que siempre lleva una navaja en el pantalón, agarra una manzana roja que brilla esplendorosa bajo el cielo azul. La raja, muerde con decisión y sonríe encantado. Mientras, su padre tira de algunas hojas de los árboles aquí y allá, con mirada escrutadora, como si quisiera arrancar las flores lacias de un geranio. En los ojos de ambos se puede ver el amor y el respeto por lo que crece de la tierra.

Krings apuesta por la sostenibilidad. En colaboración con la Asociación Alemana de Protección de la Naturaleza (NABU), la empresa planta flores silvestres en las plantaciones. Los apicultores locales llevan allí sus colmenas. Entre los manzanos sobresalen casetas de anidar para los halcones que se han instalado alrededor de Rheinbach.


«Las aves mantienen a raya a las ratas de agua», comenta Alexander Krings. Además, la empresa también trabaja en reducir sus embalajes. «No lo hacemos porque esté de moda. Todo esto lleva tiempo siendo uno de los elementos más importantes de nuestra filosofía empresarial».

Padre e hijo caminan por la plantación, de la que sale un olor dulce. Un olor que se levanta con la niebla matutina y que llena también el aire en los almacenes frigoríficos de Rheinbach. «Amamos las manzanas», pone en letras grandes en la cabecera de su página web, con un enorme signo de exclamación. Krings lo tiene claro.


Fotos: Christoph Papsch

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