Con un tren de carretera Actros de ABS Transport en el outback australiano

Economía & Logística

Laaaaarga distancia.

Las rutas a las que se enfrenta a diario la empresa ABS Transport son una prueba de resistencia: miles de kilómetros a través de áridas llanuras escasamente pobladas. «Mercedes-Benz Transport» ha acompañado a un conductor en su tren de carretera por el outback australiano.

Largas distancias desde hace 20 años y siempre con el mismo placer. Dale Koutlis disfruta las largas y solitarias jornadas a través del desierto y las experiencias que le brinda la vida en la carretera.


Qué es ese ruido entre los arbustos? ¿Habrá sido el viento? ¿O quizás una serpiente marrón? No se sabe —y mejor ni siquiera echar un vistazo y evitar un desagradable encuentro con esta víbora altamente venenosa.
Cuando aparco por las noches en un área de descanso, las veo deslizarse entre las ruedas buscando el calor que despiden los neumáticos», dice Dale Koutlis. Este conductor presta la máxima atención cada vez que se baja de la cabina de su Actros. «Cada paso podría ser el último», añade este camionero con la risa de un hombre que ya no se deja amedrentar por nada.

Su ruta le lleva a través del outback —zona interior semiárida— del estado australiano de New South Wales, el territorio donde Dale Koutlis se siente en casa. El equipo de «Mercedes-Benz Transport» ha quedado con este conductor de 55 años en un área de aparcamiento junto al «Kidman Way» —700 kilómetros al noroeste de Sídney— para acompañarle durante un tramo de su recorrido.


El tren de carretera de Dale Koutlis, de 36 metros de longitud, es remolcado por una tractora Actros 2653. Para facilitar la maniobrabilidad del conjunto, el semirremolque delantero lleva más carga que el trasero.
El tren de carretera de Dale Koutlis, de 36 metros de longitud, es remolcado por una tractora Actros 2653. Para facilitar la maniobrabilidad del conjunto, el semirremolque delantero lleva más carga que el trasero.

Semanas sin la familia.

Outback australiano: desierto rojo, nudosos árboles y matorrales, los típicos canguros, cacatúas blancas como la nieve y la peligrosa serpiente marrón. Dale Koutlis atraviesa este paisaje cada vez que recorre el tramo que separa Melbourne de Brisbane —según el itinerario pueden llegar a ser hasta 1 900 kilómetros. «Hay que sentir una atracción especial por este tipo de rutas para poder hacerlas», dice su jefe Terry Warn en la sede de su empresa ABS Transport Industries al sur de Melbourne un día antes del encuentro con su conductor.

Las serpientes venenosas no son el único desafío: «¡Estar solo durante semanas enteras lejos de la familia…  es difícil y le quita a uno mucha energía!» El empresario de 64 años sabe de lo que habla. Terry Warn comenzó su trayectoria como conductor autónomo, y en la actualidad aún realiza recorridos de larga distancia al volante de un camión. «Me encanta conducir y pasar la noche en medio de la nada».

La empresa familiar de Warn tiene alrededor de 70 empleados y una flota de 48 camiones. Además de la central cuenta con delegaciones en Sídney, Brisbane y Adelaida, así como oficinas en todos los estados del enorme país. La mercancía que más transporta son piezas de maquinaria, a menudo de grandes dimensiones, y mercancía peligrosa. Las distancias a las que se enfrentan los conductores son a menudo mayores que aquellas que realiza Koutlis. «¡Pueden llegar a ser hasta 4 000 kilómetros solo de ida!»

Para muchas rutas se utilizan conjuntos de semirremolque muy especiales: los «road trains» o trenes de carretera. La tractora tira de dos o, en algunos estados australianos, hasta de tres acoplados unidos entre sí por «dollys». «Esto redunda en una longitud de al menos 36 metros y hasta 90 toneladas de peso total», explica Warn. Los trenes de carretera son muy eficientes para transportar grandes cargas, pero no están permitidos en todos los estados australianos —por ejemplo en Victoria, sede de ABS Transport: «En esta región se permite llevar solo un semirremolque», explica el empresario. «Por eso llevamos el segundo semirremolque con otro camión que atraviesa la frontera hasta el estado vecino y allí lo entrega a la tractora que continúa el viaje».



La concentración es lo más importante.

Este servicio de traslado de semirremolque significa para Koutlis una ruta «rápida» de 260 kilómetros. El semirremolque trasero va cargado de tambores de cables, el delantero lleva recipientes con tinta de impresión y la pieza de una máquina de casi diez metros de largo. Para garantizar la maniobrabilidad de esta megacombinación, los colegas que cargan los camiones procuran acondicionar más peso en el semirremolque delantero que en el trasero. Unos 120 kilómetros antes de llegar a destino, uno de los semirremolques es acoplado a otro camión. El conjunto en su longitud total no podría circular por las carreteras de Brisbane y tampoco tiene el permiso para atravesar la millonaria ciudad.

«Cuando se conduce un tren de carretera, la concentración es lo más importante», dice este conductor durante la cena en la ciudad minera de Cobar. «Lo mejor es hacer pausas regularmente y no dejarse estresar». Más fácil de decir que de hacer: durante el viaje a Cobar, por ejemplo, una tormenta de granizo convirtió los arcenes de tierra en charcos de lodo en los cuales el camión se habría quedado empantanado en caso de entrar en contacto con ellos. «El clima australiano es impredecible», dice Koutlis, quien por otro lado no quisiera cambiar su trabajo por ningún otro.


70 por ciento de las rutas de ABS Transport son de larga distancia.
70 por ciento de las rutas de ABS Transport son de larga distancia.
Duermen de día y de noche se cruzan en las carreteras. Las colisiones con canguros son un auténtico problema para los camioneros australianos. Para minimizar los daños, la mayoría de los camiones lleva una barra parachoques en el frontal.
Duermen de día y de noche se cruzan en las carreteras. Las colisiones con canguros son un auténtico problema para los camioneros australianos. Para minimizar los daños, la mayoría de los camiones lleva una barra parachoques en el frontal.

«Para poder hacer estas rutas de larga distancia en Australia, hay que sentir una atracción especial hacia ellas.»

– Terry Warn, director de ABS Transport Industries


Al placer de conducir contribuye desde hace un tiempo la tractora que conduce: un Actros. «En cuanto a confort, el habitáculo es magnífico», dice el camionero durante una parada para repostar. «Incluso después de varias horas de viaje no siento el cansancio». Terry, jefe de ABS Transport, aprecia especialmente las bajas cifras de consumo de combustible: «He comparado el Actros con un camión de una marca estadounidense con una antigüedad de cinco años. La diferencia es más que considerable», dice el empresario. Según sus cálculos, se trata de 2 500 dólares australianos (aproximadamente 1 640 euros) al mes.

Tras participar en una prueba de clientes, Warn se decidió en 2016 por el Actros 2653. El camión acababa de ser lanzado al mercado australiano. «Fuimos la primera empresa en adquirirlo». En la actualidad, la flota cuenta con otros siete camiones de la misma configuración —y el empresario no cabe en sí de entusiasmo: «Los vehículos son tan buenos que, a pesar de las largas distancias que recorremos, pudimos prolongar nuestros intervalos de mantenimiento y servicio de 30 000 a 80 000 kilómetros».


Kilómetro tras kilómetro recorre Dale Koutlis con su tren de carretera a través del outback del estado australiano de New South Wales —aquí en una carretera cerca de la ciudad de Cobar.


Al igual que la mayoría de los camiones que recorren largas distancias en Australia, los Actros de ABS Transport llevan una barra parachoques en el frontal. Incluso conductores con la experiencia de Dale Koutlis a menudo no pueden evitar colisiones con el simbólico animal de Australia. Los canguros son activos durante la noche y a menudo se cruzan delante de los camiones en la carretera. Al costado de las carreteras se pueden ver a intervalos regulares carteles amarillos que advierten de la presencia de animales en la vía —el parachoques de los camiones contribuye a evitar daños mayores al vehículo.

En caso de que un camión se quedara parado con una avería en pleno desierto, el despliegue para remolcarlo sería inmenso —además serían alrededor de 20 clientes los que recibirían su mercancía con retraso. Para ABS Transport, empresa para la cual fiabilidad y puntualidad tienen máxima prioridad, esta opción no es viable. Después de varios cientos de kilómetros con el equipo de «Mercedes-Benz Transport», Dale Koutlis se despide. El deber llama, y aún le quedan varios cientos de kilómetros por recorrer.


Fotografías & vídeo: Alexander Tempel

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