¡Qué calor! Los dos aventureros suizos de viaje por Irán. Parte 4

Serie: 4-Xtremes

A través del desierto.

¡El suelo está a 82,9 grados de temperatura! Andrea y Mike Kammermann encontraron en Irán su primer lugar extremo... y han tenido que soportar un amargo contratiempo. Cuarta parte de nuestra serie.

El primer lugar extremo del viaje: el desierto de Lut.


Desde ayer estamos aparcados en un patio interior de una aldea del sudoeste de Irán. La ciudad de Shiraz está a una hora. Oímos cómo resuena la oración del atardecer a través de los techos. Queríamos pasar la noche junto a una fuente cerca de aquí, pero hemos aceptado la invitación de una familia. No fue la única: por lo menos cinco familias nos han preguntado si queríamos estacionar en su casa. Más al norte ya nos había invitado un motorista, que nos obsequió con kilos de fruta. ¡Aquí hay mucha gente amable y hospitalaria!

Calor sofocante en Dasht-e Lut.

Hace unos pocos días vivimos uno de los momentos más esperados de nuestro viaje: la llegada al desierto de Lut, en el centro del sudeste del país. ¡Nuestro primer lugar extremo! Por la mañana, dejamos la carretera al norte de los kaluts, un laberinto de arenisca, y nos adentramos en la arena del desierto. Para poder avanzar sin carretera entre las formaciones rocosas, bajamos la presión de los neumáticos a tres bares. Aun así, teníamos que prestar mucha atención para no quedarnos atascados.

Pasada una hora larga ya no había huellas de otros vehículos por delante, y hacia las 11 nos detuvimos. El suelo estaba tan caliente que no pudimos dejar salir a nuestra perrita Aimée, que se tuvo que quedar en el compartimento habitable climatizado. Medimos la temperatura del suelo en una vaguada: ¡82,9 grados! La temperatura del aire pasaba también de los 60 grados. Esto por sí solo sería soportable, pero las rachas de viento caliente que parecían venir de la nada ¡sí que quemaban la piel! En esos instantes quedaba clarísimo que habíamos llegado al primer Xtreme.


Calor infernal, preciosas mezquitas de ensueño: en Irán los Kammermann viven mucho de lo que soñaban experimentar en este viaje.
Calor infernal, preciosas mezquitas de ensueño: en Irán los Kammermann viven mucho de lo que soñaban experimentar en este viaje.

Tras una noche en el desierto, decidimos no quedarnos ni un solo día más allí. El ambiente era tan seco que se nos pegaban las aletas de las narices. Sencillamente, no se podía estar ahí fuera. Así que nos pusimos en marcha por la mañana temprano. Mike conducía el camión y yo, Andrea, la moto. Fue todo un desafío para mí por la dificultad del terreno.

Asistencia en carretera con un «antiguo» volquete de 1924.

Ocurrió en el camino de vuelta a la carretera: estábamos cruzando una placa de hormigón que tapaba un canal de agua. Por desgracia no estaba pensada para las 13 toneladas que llevábamos, así que se nos hundió una rueda trasera hasta unos 60 centímetros. El camión quedó tan inclinado que pensamos que se había acabado la aventura. Pero también en esta ocasión la amabilidad de los iraníes fue toda una bendición: los ocupantes de un antiquísimo volquete de 1924 nos ofrecieron su ayuda... y pasada una hora el Axor volvía a estar sobre suelo firme Salvo un par de arañazos en el eje trasero y el estabilizador, el camión estaba intacto.

Desde nuestra partida hemos recorrido más de 10 000 kilómetros. Aquí en Irán, las carreteras de enlace principales están en muy buen estado, pero debido al calor hay muchas abolladuras y rodadas. No solo por eso somos conscientes de estar muy lejos de casa y, básicamente, en otro mundo. Un simple ejemplo: el desconcertante uso de la moneda. En la frontera cambiamos euros por riales. Sin embargo, en el día a día, la gente calcula en tomanes, que equivalen a los riales pero con un cero menos. Por lo tanto, los turistas nunca sabemos si los precios están en riales o en tomanes.



Largas pendientes, transbordadores abarrotados.

En el desierto de Lut reinan condiciones extremas, pero en verano hace mucho calor en todo el país. Los campos se riegan con pozos subterráneos; de vez en cuando podemos abastecernos en algún pozo. Recorremos tramos largos elevados a unos 1500 metros sobre el nivel del mar. Durante muchas pendientes largas, la temperatura del motor sube mucho, lo que también se puede deber a la calidad del diésel. En cualquier caso, en Turquía la temperatura permanecía constante en tramos muy parecidos.

Del desierto salimos al sur de Irán. Nuestro objetivo: Qeshm, la isla más grande del golfo Pérsico. Nos montamos en un transbordador atestado, nuestro Axor cupo por los pelos. Estábamos con los espejos plegados, tan encajonados entre dos camiones que Mike no pudo salir de la cabina en toda la travesía. En la isla, el clima nos dejó literalmente aturdidos: ¡45 grados y un 67 por ciento de humedad! A pesar de que la temperatura era bastante más baja que en el desierto, resultaba aún más agotadora que el calor seco.


¡Siempre adelante! Los dos aventureros han recorrido más de 10 000 kilómetros hasta la fecha, una parte considerable de ellos en Turquía, de donde proceden las fotografías que forman esta presentación.
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En la ciudad de Shiraz visitamos mezquitas de ensueño e impresionantes yacimientos como Persépolis y Naqsh-e Rustam. Pero la auténtica experiencia inolvidable fue el tráfico: ¡Shiraz tiene los conductores más imprevisibles que hemos visto nunca! Las motos se colaban por cualquier sitio, los coches se paraban sin previo aviso. Después de tales aventuras, nos alegra tener un poco de tranquilidad ahora en la aldea de nuestra amable familia anfitriona. Quién sabe qué más nos encontraremos.

Cambio de planes forzoso.

Especialmente desde que hace un par de días sufrimos un duro contratiempo que nos ha obligado a volver a planificar la ruta hacia el este. Y es más: no vamos a poder atravesar el segundo lugar extremo, el puerto de montaña de Marsimik La, en el nordeste de la India. Pakistán, por donde debíamos atravesar para llegar ahí, nos ha denegado el visado. La ruta alternativa por Afganistán es demasiado peligrosa. Así que solo nos queda prescindir del resto del viaje por India, Nepal y China.

En su lugar, volveremos de Irán en dirección noroeste y cruzaremos la frontera con Armenia. De allí, volvemos por Georgia y haremos un breve paso por Rusia hacia el este hasta Kazajistán, el cual atravesaremos más o menos por completo. De ahí seguimos hacia Mongolia y luego volveremos en algún momento a nuestra ruta original hacia el Lejano Oriente de Rusia. También reorganizamos la vuelta para intentar recorrer cada carretera y visitar cada lugar solo una vez. Queremos atravesar Uzbekistán y Turkmenistán, y atravesar en transbordador el mar Caspio hacia Azerbaiyán.

Es una pena, sobre todo porque nos perdemos el lugar extremo de la India, pero debemos y queremos mantenernos flexibles. ¿Y quién sabe qué fascinantes lugares conoceremos a lo largo de la nueva ruta? Incluso tenemos en el punto de mira un nuevo Xtreme en Kazajistán. Pero no queremos adelantar más detalles, porque todavía no es seguro que consigamos llegar antes de la entrada del invierno. ¡Ya veremos! Ahora que ya hemos asimilado la rabia de haber tenido que cambiar de planes, podemos decir de todo corazón que estamos muy ilusionados.


La quinta parte de la serie RoadStars saldrá el 24 de septiembre. ¡Seguid al tanto!



Fotos: 4-Xtremes


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